En verdad casi toda lo es pero cada vez son más las
evidentemente mentirosas pero que a los compradores de vivienda, por ejemplo,
poco les importa pues lo que buscan es la moda, lo “in”, el falso prestigio de
vivir en el piso más alto y más grande. Incluso hay anuncios que
muestran paisajes sin construcciones e invitan a vivir en medio de la
naturaleza cuando lo que se está vendiendo son edificios sin ciudad.
Allá los compradores ignorantes o arribistas más el problema es
que con esas nuevas construcciones están dañando una ciudad que también es de
los demás, generadas por la obsolescencia de viviendas y barrios, no programada
pero si inducida por esa propaganda engañosa. Y de ahí que con razón no las
llamen constructoras sino destructoras, y lo son pues su arquitectura no es
contextual ni sostenible.
Plantas con la escala alterada para que se vean los espacios más
grandes, imágenes con muebles de moda y para estrenar que nadie va a tener,
vistas que no existen en el sitio, zonificaciones mal resueltas, largas
circulaciones de la entrada a la cocina pasando por la sala y el comedor, áreas
desaprovechadas, balcones minúsculos, cuartos para el servicio que dan pena,
baños sin luz ni ventilación naturales, o dando a estrechos patios interiores.
Apartamentos mal orientados, sin ventilación cruzada ni ventanas
con protección para el sol, y terminados no reparables que hay que cambiar
totalmente cuando sufren un daño, y soluciones estructurales que no son las
mejores para zonas sísmicas, cuando no llevados a sus límites para economizar,
con los resultados que ya se comenzaron a dar en varias ciudades del país:
derrumbes u órdenes de demolición.
Propaganda engañosa que además lleva a la cada vez más frecuente
movilidad residencial de los actuales caleños, que abandonan el Centro y los
viejos barrios residenciales, copados por solo el comercio, pero a los que no
pareciera que les importara sus cada vez más demorados desplazamientos en la
ciudad, y a exigir nuevas vías que deberán ser pagadas por todos pese a que
muchas ni siquiera se inician.
Hay que entender que el problema de Cali -y del mundo- es su
crecimiento cada vez más rápido, que no ha implicado su re densificación sino
su extensión para beneficio de los propietarios de tierras a sus alrededores.
Lo deseable es que crezcan sus ciudades intermedias y no solo Cali, lo que
precisa del tren de cercanías y su prolongación a Buenaventura, recobrando así
el sistema de ciudades del valle del río Cauca, que tan bien funcionó a mediados
del siglo XX.
La publicidad, cuyo objetivo es dar a conocer algo con el fin de atraer compradores,
es engañosa cuando
de cualquier forma (incluida su presentación), puede inducir a error a sus
destinatarios. Es aquella cuyas características de un anuncio son distintas a
las afirmaciones del desempeño. O que silencia datos fundamentales siempre que
dicha omisión induzca a error a los destinatarios. Por lo que los medios
deberían tener más cuidados al publicarlas.
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