Los consejos para ganar
que recomienda Augusto Reyes (Los 100 consejos de poder, 2019) sin
duda son muy útiles para vencer en la escena política, como subtitula su libro,
pero lo más importante es que llevan a confirmar la necesidad de cambiar a
fondo la manera de hacer política. Que las propuestas primero y los candidatos
después, sea lo que se escoge, y no el resultado de una exitosa campaña
promocionada como si se estuviera vendiendo comida chatarra, reduciendo sus
desordenadas propuestas a la mayoría de los ciudadanos a sólo un buen eslogan,
es decir uno que sea vendedor ante todo, y las capacidades, estudios y
experiencia del candidato a su sólo carisma.
Muchos de los que ahora se abstienen
de votar -más de la mitad de los que están habilitados para hacerlo-
seguramente votarían por propuestas serias no populistas y por quien consideren
más capaz de llevarlas a cabo. Son
los que no sólo les preocupa cómo adquirir una vivienda digna, conseguir un
empleo estable, acceder a educación de calidad y obtener asistencia medica
digna, que es lo que la gente quiere oír según Reyes, sino que también les
interesa la calidad de vida en la ciudad en donde habitan y en consecuencia la
ciudad misma, en tanto artefacto, considerando sus distintas variables
urbanísticas, económicas, sociales, culturales y en últimas políticas.
Pero antes es preciso una educación cívica/urbana para
todos los ciudadanos: que entiendan que los andenes son públicos (los debería
hacer el Municipio), que las fachadas forman parte de la calle y en este
sentido son públicas, y que los usos del suelo obedecen a unas normas; que hay
que ahorrar y consumir menos y reutilizar todo lo que se pueda; que hay que
considerar a los otros y no causar ruidos y olores ajenos, ni impedir la
movilidad de los peatones por los
andenes, y respetar las normas del tránsito (las que habría que racionalizar);
y que hay que respetar las tradiciones de cada sector de la ciudad y no invadir
otros espacios urbanos públicos con pintadas o eventos.
Todo esto para una mejor convivencia en la ciudad; que se
entienda que no basta con la vivienda sino que debe estar cerca de las
escuelas, parques y centros comerciales del sector (es de esperar que pronto
serán las nuevas localidades) y poder llegar a los sitios de trabajo por un
sistema único de transporte,
público/privado, pero multimodal e integrado, o sencillamente en
bicicleta o caminando; que para poder acceder a la educación de calidad se
tiene que partir de una mejor educación básica y general que incluya la
geografía que tanto ha determinado la historia del país; que además de
asistencia médica se precisa antes comida sana, agua y aire limpios, recreación
y deporte.
En últimas se trataría de una propuesta política para la
cual servirían mucho los consejos de Reyes, faltando apenas el candidato que la
haga propia, pues aunque las apariencias dicen mucho de los contenidos, en la
política colombiana casi siempre engañan. Ojalá que sea pronto, es decir,
cuando los que no votan, voten, convencidos de la necesidad política de la
propuesta que lidera el Movimiento Cívico Pensando en Cali, en sus diferentes
aspectos urbanos, económicos, sociales y culturales (incluyendo las
tradiciones, la educación, las artes y la literatura). “Que el poder sirva a
los profundos propósitos de la política (en este caso para cambiarla) y no a
los próximos intereses de los políticos”.
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