Deben cumplir cinco conceptos básicos para que los edificios duren
lo más posible y en las mejores condiciones para más usuarios (Huv
Heywood, 101 reglas básicas para edificios y ciudades sostenibles, 2015).
Es lo ético profesionalmente de frente al cambio climático y la
sobrepoblación y la rápida extensión de las ciudades a inicios del siglo
XXI. Es muy importante pensar en la ciudad y no apenas en el edificio, así
sea que no esté físicamente en ella pues sin duda la afectará de alguna
manera.
Reutilizar, reparar, refuncionalizar, renovar o reciclar todo lo
que sea posible, utilizando materiales, componentes y elementos de
construcción nuevos sólo cuando sea inevitable o para un mejor
comportamiento del edificio. Y de contera se logra que estos, los que
deberán durar lo máximo posible, no alteren radicalmente la imagen
tradicional del lugar en el que serán emplazados, dificultando la
identificación de la gente con su ciudad y por tanto su convivencia.
Adecuarse al clima del sitio y las características del lugar
considerando que en el trópico no hay estaciones a lo largo del año.
Localizar el edificio de acuerdo con el paso del Sol. Usar cerramientos y
cubiertas aislantes para que no dejen entrar el calor en los climas calientes
o templados, o que no lo dejen salir en los fríos. Que se procure
suficiente ventilación cruzada en los primeros aunque no en los segundos,
y que en los dos casos sea controlable fácilmente.
Utilizar fuentes de energía alternativas como son la eólica y la
hidroeléctrica, pero a pequeña escala, y especialmente la solar, por lo
que hay que pensar en nuevas cubiertas que ya no serán apenas para impedir
la entrada de las lluvias y dar sombra. Lo que en las inclinadas será todo
un reto si se considera que después de las fachadas es lo que
primordialmente más se aprecia y en muchos casos lo que más se ve,
especialmente de lejos.
Usar al máximo la luz natural, la que en el trópico dura casi doce horas
diarias a lo largo de todo el año. Disponer de interiores claros mediante
suficientes vanos, protegidos o no, según el caso, de la radiación solar
directa. Y utilizar la iluminación artificial apenas para aquellos
espacios que la demanden y sólo a las horas en que sea indispensable
mediante medidores de luz para activar interruptores generales, pero
también utilizando sensores de movimiento.
Almacenar las aguas de la lluvia y reutilizar las aguas servidas,
disminuyendo así el despilfarro de agua potable y considerando la escasez
creciente de fuentes de agua dulce, lo que se debe hacer diferenciando en
su tratamiento y re-uso a las aguas lluvias, las grises y las
contaminadas. Y al mismo tiempo crear agradables estanques, con peces y
vegetación, que los mantendrán limpios y sin plagas, o solo espejos de
agua que animan fachadas y reflejan cielos.
Diseñar jardines/huertos, es decir volver al vergel tradicional,
fuente de vegetales y frutas frescas y saludables, y de esparcimiento y
goce visual, acústico y olfativo. Y disponer en balcones, terrazas y
azoteas de materas fácilmente mantenibles con ese mismo fin, además de
generar fachadas más amables para todos, considerando así su carácter
público ya que son las que conforman las calles, plazas y parques que son
el espacio urbano de toda ciudad.
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