Habría que globalizar algunos recursos, normas, usos y señales con
los que se enfrentan los turistas, cada vez más en todo el mundo, buscando
de paso volverlos menos turistas y más viajeros, y al tiempo proteger
mejor las tradiciones históricas y culturales locales que ameritan sus
viajes. Además se facilitarían muchas cosas ante las amenazas del cambio
climático. Al fin y al cabo el lema de la COP25 en Madrid, del 2 al 13 de
Diciembre de 2019, es: “tiempo de actuar”.
Usar sólo el sistema métrico internacional, los grados centígrados,
el horario de 24 horas y sin hora de verano, el orden día/mes/año, y el
voltaje único de la corriente eléctrica. Sistematizar del todo el pago con
tarjeta, y pagar en Euros en Europa incluyendo el Reino Unido e Irlanda,
con Dólares en Norteamérica y en Suramérica donde ya se usan en Panamá y
Ecuador, o mejor con Bolívares (o como quieran llamarlos) si logramos por
fin ponernos de acuerdo en algo.
Generalizar las referencias geográficas en todas partes, como en
los puntos cardinales y poner este y oeste y no oriente y occidente,
porque otra cosas es hablar de lo oriental o lo occidental. Denominar
“planta baja” a los pisos a nivel de la calle, y hacia arriba primer piso,
segundo piso, etc. y hacia abajo primer sótano, segundo sótano, etc.;
numerar los apartamento y habitaciones de los hoteles de izquierda a
derecha, pares a la derecha e impares a la izquierda.
Reglamentar la circulación de vehículos por la derecha en todo el
mundo; cambiar el “pare” y el “stop” por una mano abierta simplificada;
unificar todas las señales y demarcaciones de tránsito que aún no lo
estén; que sean verdes las luces de posición traseras de los automóviles,
como propone Sylvia Patiño con su ojo de fotógrafo, para que no se
confundan con las rojas de parar; que los taxis tengan un mismo distintivo
que permita identificarlos fácilmente.
Consolidar más andenes para gente con diferentes condiciones de
movilidad; diseñar bien las escalinatas y rampas públicas. Tener más
bancas en las plazas, parques y museos, y más baños públicos con trampa y
no con una incómoda puerta, y separados y completos los de acceso con
silla de ruedas, y al mismo nivel del local correspondiente; puertas de
vaivén los espacios de uso público que faciliten su evacuación de
emergencia; y zonas de WiFi gratis en más partes.
Que el Español, ya la segunda lengua más hablada en el mundo, se use,
junto al inglés, en todas las indicaciones e informaciones en los lugares
públicos en el Occidente (Greta Thunberg ya comenzó a aprenderlo). Y que
al mismo tiempo se utilicen más imágenes para indicar diferentes cosas
como ya se hace años con los baños públicos, salida y entrada, escaleras,
ascensores, o restaurante, bar y cafetería, para comunicar también, por
ejemplo, abierto o cerrado.
Aeropuertos más sencillos, claros y expeditos, y sin
centros comerciales o que estos estén adjuntos, y apenas con cafeterías
y misceláneas; reducir el equipaje de mano en trenes y aviones,
y limitarlo a máximo dos por pasajero; realizar los trámites
de emigración y aduanas a la salida. En los hoteles suprimir
las incómodas y peligrosas duchas dentro de las tinas; que en
las habitaciones haya una banca alta para dejar las maletas y poder abrirlas,
y ascensores con ventanas.
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