El comportamiento de la gente en las calles, que son lo propio de
las ciudades, en tanto artefactos que son, es la esencia de la cultura
ciudadana. Pero por supuesto primero se debe contar con espacios urbanos
públicos adecuados, tanto para movilizarse como para estar en ellos, como
son, primero que todo, los andenes. Y esta relación entre andén, peatón y
comportamiento no se puede ver si se piensa en la ciudad atenidos solo a
lo que pasa en ella, y lo mismo si se piensan sus espacios urbanos sin
recapacitar en el comportamiento de la gente en ellos; de ahí que en su
diseño deben participar sociólogos y antropólogos y no sólo arquitectos
sin mayor experiencia.
Por ejemplo, no se entiende que la seguridad de los peatones está
directamente relacionada con el diseño de las calles, en especial con el
de sus andenes, pero también el de sus calzadas y el del sardinel que los
separa. Un andén ancho, llano y sin obstáculos no sólo es más seguro
para caminar sino que dificulta el “trabajo” de los delincuentes; y si
bien los carriles derechos de las calzadas suelen ser para tránsito lento
y parar, los andenes al costado izquierdo deben estar de alguna manera
separados del carril inmediato cuando este está destinado a mayor
velocidad, pero pretender hacerlo mediante sardineles más altos solo
aumenta el peligro para los peatones.
Y en los carriles derechos hacer sardineles altos dizque para que
no se suban los carros solo impide abrir sus puertas, y no imposibilita
que los peatones crucen las calles “corriendito” por cualquier parte, y
que sólo aprenderán a hacerlo por las esquinas cuando por ellas sea más
seguro, rápido y agradable. Siempre se olvida que la gran mayoría de los
caleños viene de pueblos, contando a Cali misma que lo era hasta inicios
del siglo XX, en los que se camina por la mitad de la calle más libremente
y junto con animales, y no por la derecha (incluyendo Londres) y detrás de
los que van adelante como se hace en las ciudades, y haciéndose a un lado
cuando hay que detenerse por alguna razón.
Tampoco se ve que el goce de parque y plazas esta directamente
relacionado con su diseño, y solo se suele pensar en la relación metros
cuadrados por habitante. Y en Cali no se tienen en cuenta la alta y bella
cordillera, que si bien no se puede recorrer si que se puede admirar, y
los tres cerros de la ciudad aún no se han integrado eficientemente a su
sistema de zonas verdes, lo que colaboraría, junto con mejores andenes, al
mejor comportamiento de los caleños. En conclusión, no se ve que la imagen
colectiva que se tiene de la ciudad está íntimamente relacionada con el
goce en sus espacios urbanos públicos, y con su seguridad, funcionalidad y
confort en ellos.
Por eso es que un verdadero plan vial tiene que ser parte de un
verdadero Plan de ordenamiento territorial para la ciudad, que requiere de
un equipo transdiciplinar que entienda que las calles son la esencia misma
de la ciudad; que la vida ciudadana acontece caminando civilizadamente por
ellas al permitir el encuentro con los demás y el disfrute de su imagen.
Es imperativo pensar primero en la relación espacio/comportamiento antes
de proceder con el diseño de los espacios urbanos, y considera estos al
promulgar normas sobre el comportamiento de la gente en ellos; los dos son
en esencia asuntos culturales, debidos a unas ciertas geografías e
historias.
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