Afortunadamente el Alcalde Ospina ha manifestado
estar decididamente interesado en sacar adelante de nuevo un tren
de cercanías a Jamundí, Yumbo y Palmira. El caso es que hace medio
siglo que se trabajó en un tren ligero con dicho propósito después de que
el Gobierno Nacional tomara la medida idiota, en el sentido original
de la palabra de dejar que otros decidan (sindicatos y
transportadores) de acabar con los ferrocarriles en el país, incluyendo el
del Pacífico que, ya va para un siglo, llegaba además al puerto de Buenaventura, Popayán
y Manizales, y empataba, pasando La Cordillera Central, con el de
Cundinamarca hasta Bogotá, la capital.
Lo importante ahora es evitar una mirada miope que de nuevo sólo
vea el tren y no también una eventual autopista urbana paralela, que igual
se propuso hace unos años, así como completar el par vial de las calles 25
y 26 y prolongarlo al norte y el sur a lo largo del actual corredor férreo
y que debería de ser lo primero que se realice como parte de un corredor
vial, el que desde luego demanda una nueva reglamentación urbano
arquitectónica para las áreas adyacentes, sean manzanas existentes o
tierras agrícolas. Es entender que Cali es una ciudad lineal entre la
Cordillera Occidental y el río Cauca y no semi concéntrica como se
pretendió con la (mal) llamada Autopista sur oriental.
Se trata de un nuevo eje urbano y regional para Cali y su área
metropolitana (en mora de oficializar) ya propuesto por un grupo de
profesionale adjunto a la Sociedad de Mejoras Públicas, y que
se puede consultar en Caliescribe.com desde hace más de un
año, considerando que Cali esta amenazada por su muy rápido crecimiento
y extensión, el trastorno climático, un terremoto o la rotura
del jarillón del río Cauca, la escasez de agua potable, la contaminación, la
alteración del paisaje natural y de su imagen urbana, la inseguridad, el
mal comportamiento de conductores y peatones en el espacio urbano público
y su caótico uso y su torpe movilidad en él.
La solución a estos problemas está, en mayor o
menor grado, en aprovechar el amplio espacio de propiedad pública, entre
las calles 25 y 26, a lo largo de la línea férrea que hoy cruza por
la mitad de la ciudad, para un nuevo eje que integre lo
urbano, arquitectónico y paisajístico, y no solo lo vial, y que considere
el relieve, hidrografía, clima e historia regional. Sería clave en
el crecimiento de Cali ante dichas amenazas y las realidades
económicas, sociales y culturales actuales. Conformaría con lo económico,
social y cultural, una nueva visión de ciudad para su mejor calidad de vida
y, como parte de una política ciudadana, la inteligente selección de
sus futuras administraciones por su compromiso con ella.
Por lo
demás, el tren es ante el cambio climático la posibilidad real de un
eficiente y no contaminante sistema multimodal de transporte público que
incluya todos los otros medios (Biarticulados, articulados, buses, taxis,
bicicletas y peatones) disminuyendo el uso de los carros particulares,
grandes generadores de gases de efecto invernadero junto con los edificios
mal diseñados que no aprovechan la iluminación natural y la climatización
pasiva, posibles en el trópico, especialmente en sus áreas calientes
y templadas.
Por
esto la insistencia en que se debe pensar el tren como parte de un nuevo
eje urbano para la ciudad y no apenas como una solución a la movilidad en
ella.
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