Residuos no aprovechables, como papel higiénico, papeles untados de
comida como servilletas de papel, cartones y bolsas o papeles metalizados,
van en un recipiente negro; residuos aprovechables como plásticos,
vidrios, metales y papeles y cartones limpios en un recipiente blanco;
residuos orgánicos aprovechables como restos de comida y desechos vegetales
en un recipiente verde, es la resolución Nº 2184 de 2019 del Ministerio
de Ambiente con el objetivo de facilitar y fomentar la separación de
la basura cotidiana de las viviendas en el país. Aunque mejor sería
hacer composta para huertos caseros en jardines, terrazas, azoteas o
incluso balcones con los residuos orgánicos.
Internacionalmente se usan seis colores: verde para vidrio y
botellas; azul para cartón y papeles; rojo para basura peligrosa; amarillo
para latas y plásticos; naranja para residuos orgánicos; y gris reciclaje
para los demás desechos. Eliminando este último podrían quedar los
esenciales; el rojo (peligro) para los peligrosos; el amarillo (atención)
para vidrios y metales; el blanco para los papeles limpios; el gris para
los sucios; y el verde para lo orgánico (en lugar del naranja) y asociarlo
así a la naturaleza; y si se quiere el negro para los demás (¿cómo cuáles?). Pero
lo importante es separar mejor los residuos a lo que ayuda asociarlos
mejor a lo que significan los distintos colores.
El Espectador (30/12/2019) y El Tiempo (30/12/2019) no informan del
criterio del Ministerio para escoger los colores pero que al principio
sean solo tres es una buena medida para comenzar a cambiar la costumbre de
botar todo al mismo tarro, y más adelante se podrán agregar los dos o tres
colores más. Pero desde luego se necesitan campañas educativas y la
posibilidad de un estímulo económico ya que con esas basuras separadas
será más fácil y económico reciclarlas; pero igual se necesitarían multas
para los que insistan en mezclarlas y verlas como desperdicios y no como
componentes de nuevos productos. También se necesitarían bolsas de basura
de esos distintos colores y que sean reutilizables.
Reciclar ahora los desperdicios, varios de ellos contaminantes,
junto con la utilización del agua de las lluvias, la re utilización de las
servidas, limpiándolas, y el paso a la energía solar, eólica y de pequeñas
hidroeléctricas, es importante de frente al cambio climático y es posible
ya mismo. De hecho el papel y los cartones limpios ya se recogen para
fabricar más papel, y de todas maneras ya se sabe que más vale tarde que
nunca pues al menos queda limpia la conciencia. Hay que comenzar por
separar papeles, cartones, vidrios y metales de los residuos orgánicos y
de los peligrosos, y pensar qué se puede hacer para limpiar económicamente
los que sólo están sucios.
El caso que muchas cosas que se podrían reutilizar, cambiar de uso
o reciclar van a parar a la basura, incidiendo en la tala de bosques y
selvas, y contaminación de las aguas, generando enormes basureros que
afean el paisaje pero igualmente las calles. Como ya se dijo en esta
columna (Basuras y petróleo, 03/07/2003) “ya es factible producir
económicamente petróleo a partir de cualquier clase de basuras a excepción
de los residuos radioactivos” pero el inconveniente es que no se volvió
a saber nada al respecto ni que otra cosa se podría producir pues ya
se sabe que el petróleo es lo peor. La meta ahora es un mundo
sin residuos ya sean negros, blancos o verdes.
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