El rapidísimo crecimiento de las ciudades en Colombia llevo a su sobrepoblación lo que no dio tiempo para que sus nuevos habitantes venidos del campo y pequeños pueblos adquirieran una cultura urbana (urbanismo, urbanidad y política) lo que ocasionó que la deseable elección popular de sus alcaldes resultara un fracaso. Su financiación llevó a más corrupción y desinformación generando la abstención que la caracteriza, junto con la falta de preparación de los candidatos y su no reelección que han llevado a mas improvisación en su manejo de por si muy complicado ya que en las ciudades se junta todo incluyendo en el siglo XX al campo mismo.
La financiación de los candidatos por parte de contratistas, empresas y grupos religiosos, y la manipulación de la información que muestra incompletas las encuestas ocultando el voto en blanco o de estas mismas no incluyéndolo, y la corrupción que todo esto propicia es tal que descaradamente se compran votos o se cambian por puestos o contratos o por promesas evidentemente imposibles pero que no ven gentes enseñadas a creer todo lo que les dicen y a tener fe en lo que no ven por encima de las evidencias científicas que indican otra cosa. Como pasa ahora con el cambio climático y cómo las ciudades contribuyen al mismo no cómo este las afectará.
Ante esta muy preocupante realidad y la evidente falta de una preparación adecuada de la mayoría de los candidatos, sin estudios, viajes y experiencias, que no mencionan el cambio climático y no entienden de ciudades en tanto artefactos urbano arquitectónicos escenarios de la cultura, como lo deja claro Lewis Mumford tan mencionado en esta columna, más de la mitad de los ciudadanos habilitados para hacerlo se abstiene una y otra vez de votar. Y además la no reelección de los alcaldes ha llevado a más improvisación y a que cada cuatro años se cambie casi todo, se abandonen las obras comenzadas y se inicien otras que quedaran sin terminar, y sin importar si son contradictorias y no complementarias.
Así las cosas, es imperativo abrirles los ojos a buena parte de los que no votan (porque para qué si nada cambia) para que se unan a los que lo van a hacerlo en blanco, cada vez más en el país y en Cali, pero lo que muchos buscan ocultar o no quieren ver o que sencillamente no saben hacer las cuentas, y que entiendan que anular el voto o no votar no cuenta para nada, dejando que una minoría sea la que elija nuevamente. Y hay que hacerles ver su irresponsabilidad a los que cómodamente se quedan en su casa y no votan, y por supuesto, y es lo mas importante, educar a los que no saben como votar, lo que ya no hacen los partidos tradicionales propios de una verdadera democracia.
Aunque no gane la realidad es que en el país cada vez son más los que votan en blanco, y ya ha ganado en un par de municipios, lo que obligara en un futuro no tan lejano a que se corrija el sistema electoral, y la elección popular de alcaldes sea un acto democrático y no lo peor que les ha pasado a nuestras ciudades. De acuerdo con la sentencia C-490 de 2011 de la Corte Constitucional, que declaró la exequibilidad de la Ley 1475, el voto en blanco es “una expresión política de disentimiento, abstención o inconformidad, con efectos políticos”. Justamente por eso es una muy importante opinión pública que terminará cambiando las cosas para bien.
Comentarios
Publicar un comentario