“Dura lex, sed lex”, una expresión originaria del Derecho romano que literalmente
significa "dura es la ley pero es la ley aunque resulte desfavorable” es
un mensaje conminativo a respetarla en todos los casos pues beneficia el futuro
de todos. Infortunadamente lo que ha hecho carrera en Colombia es justamente lo
contrario: la ilegalidad, la informalidad, la corrupción, la mentira, el creer
y no el saber. Es el pasado del país al menos desde que se disparó el
contrabando en el Nuevo Mundo a partir de la reformas borbónicas del siglo
XVIII, y en donde en varias partes los jesuitas ejercían una autoridad que se creía incompatible con la del Rey
hasta su expulsión en 1767 (Joseph Pérez, Historia de España,
1999, pp. 344, 345 y 348).
La política colonial de los
Borbones para las “provincias de ultramar”, en donde sólo se destacaban las
haciendas y las manufacturas, se fundamentó
en defender su imperio y hacer respetar el monopolio comercial de España en
contra principalmente de Inglaterra y Holanda que se entregaron a un
contrabando intenso; intérlope
lo llamaron en la época y significo un freno para el desarrollo de las colonias
(Pérez, pp. 354, 335 y 349). Dos siglos después es el ya viejo narcotráfico que
generó la actual cultura mafiosa desde finales del XX; o que más puede ser la
corrupción generalizada en el país gracias a la inútil prohibición de las
drogas, en lo que tanto ha insistido Antonio Caballero y desde hace tanto
tiempo.
Es
la corrupción rampante desde los grandes contratos de obras públicas, los 21
“megafracasos”, la insólita “legalización” del poder pagar para, justamente, no
cumplir con la ley, como es el caso en Cali del “pico y placa”, o la de más de
la mitad de sus construcciones que se adelantan sin permiso. Intérlope urbano
se podría llamar a Cali, junto con “estilo intérlope” a mucha de su
arquitectura actual, y “neointérlope” para la más reciente, o si se quiere
“intérlope tardío”. Y no faltan los primeros brotes de una arquitectura
“ancenstral-novisimo” como en
Bolivia (Cholet (arquitectura) –
Wikipedia) es decir, verdaderas mentiras.
Pero, regresando al inicio, el
caso es que “hecha la ley hecha la trampa”, manido refrán en Colombia (que al
parecer ya existía en Roma), por lo que cabe preguntarse con Caliecribe.com, 335 (23/09/2017) cómo piensan las
Autoridades Municipales cumplir con el Acuerdo 241 de 2008 que ordena la
construcción de la totalidad de las 21 Megaobras. O con el Acuerdo 297 de 2010
que ordena al Municipio asumir todos sus costos, y si no puede, la devolución
de los dineros ya pagados por los proyectos aún no construidos.
Que contraste
con el llamado “siglo de las luces”, el de la Ilustración en Europa, el mismo siglo del
intérlope en América, cuando por recomendación del arquitecto italiano
Francesco Sabatini, autor del Palacio Real de Madrid, 1764, se realizaron
esfuerzos por mejorar la higiene pública y la seguridad de la ciudad, y se
pavimentaron las calles, se prohibió la circulación de cerdos y otros animales
domésticos por ellas, se obligó a los propietarios a poner fosas sépticas en
sus casas, se organizó la recogida de basuras, y se comenzó a instalar un
alumbrado público, y en Toledo el Cardenal pedía al arquitecto Ventura
Rodríguez la restauración del Alcázar, 1774. Mientras que aquí aún hasta
mediados del siglo XX se seguían viendo tirados en las veredas esos borrachos
que Humboldt vio recoger en carretas en México (Pérez, pp. 334, 340 y 358n).
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