El Plan
Integral de Movilidad Urbana (PIMU), la reglamentación de la publicidad
exterior (RPE) y la adopción de seis Unidades de Planificación Urbana (UPU),
son los únicos radicados en octubre pasado de “Los seis
proyectos claves para Cali que están en manos del Concejo” (El
País, 28/11/2017). Pero al mismo tiempo se proponen cambios en el MIO y la
movilidad en la ciudad aun no hace parte de su plan de ordenamiento territorial
(POT), la publicidad exterior no cumple con las normas vigentes, como sucede en
La Tertulia, y San Antonio sigue sin el plan especial de manejo y protección
(PEMP) que requiere. Es decir, muchas siglas, poca acción y menos control.
Según el Diccionario de la Lengua Española (DLE) “sigla” es el conjunto de letras iniciales de una expresión
compleja, pero lo que no dice el diccionario es que aquí se usan para darle
importancia a las cosas. Probablemente allí resida el problema de Cali. Poco se
comprende que las soluciones a sus problemas urbano arquitectónicos son menos
complejas de lo que se suele pensar, y de lo que anuncian sus siglas, pero que
es preciso pensar esos problemas integralmente y no por separado, y sobre todo
dar soluciones a largo plazo, aprobadas conjuntamente por el Consejo y que sean
obligatorias para los alcaldes. Es decir, Cali urge de una muy seria DUDA
(diseño urbano duradero y arquitectónico).
Diseño,
porque las ciudades, en tanto que artefactos, no se planifican sino que primero
se diseña su forma urbana, duradera, la que determina la arquitectura de los
edificios que las conforman (DUDA). Casi la totalidad de las ciudades y pueblos
en Colombia presentan la retícula ortogonal utilizada por los colonizadores
españoles, tomada de las bastidas medioevales y siguiendo el ejemplo de Santa
fe, fundada por los reyes Católicos durante su asedio a Granada, y aquellas
vienen de los campamentos de las legiones romanas, estos de las ciudades de
colonización griegas, y a lado de la pirámide de Keops se han encontrado con
esta traza los restos de un recinto para sus constructores.
Cali,
pues, se inicia con una traza ortogonal, la que aunque torcida no deja de
serlo, y así creció hasta que en la primera mitad del siglo XX se hicieron ensanches con esa misma traza, pero
infortunadamente no continuándola, y luego, equivocadamente se pretendió volverla
una ciudad semi radial, ignorando que su crecimiento necesariamente tendría que
ser lineal. Ahora lo único conducente es lograr la continuidad de la traza
ortogonal utilizando sus actuales vías principales. Lo que sería uno de los
argumentos principales de su DUDA, el otro seria los usos del suelo, los que
por supuesto deben incluir sus densidades y por lo tanto sus ocupaciones, alturas y aislamientos.
Qué duda cabe de la importancia de
esta DUDA para el futuro de la ciudad, pero la preocupante realidad es que en
este país se usa la palabra arquitecto para todo menos para la arquitectura y
menos aún para hablar de urbanismo. Muchos, incluyendo no pocos arquitectos, no
ven que la arquitectura y el urbanismo son las dos caras de una misma moneda:
la ciudad, y, para peor de males, no ven que no están diseñando sólo edificios,
singulares por lo demás, si no al mismo tiempo partes de la calle, del barrio,
del sector, y finalmente, de la ciudad. Si al menos consultaran el DLE:
“urbanismo” es la planificación de las ciudades,
pero también la organización de sus espacios y edificios.
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