Los problemas de este país son la corrupción,
el narcotráfico, las desigualdades, la inseguridad, la falta de control
y la inoperancia de la justicia, y los demás se pueden incluir en
estos, todo multiplicado por la sobrepoblación y el consumismo que por
lo demás contribuyen al cambio climático, sin duda el más amenazante
pero ignorado de todos. Y todo junto afecta de diversas formas al país,
las ciudades y el campo, por lo que es un despropósito no ver
cada problema conjuntamente con los otros y de manera integral; y
además muy poco se habla de la improvisación, el vandalismo, la ignorancia
y la desinformación que contribuyen a empeorar todos los
otros problemas.
La improvisación es rampante
por todo lado y cada cuatro años se inaugura una nueva racha por parte de
presidentes, gobernadores y especialmente esos alcaldes que no entienden
que las ciudades hay que planificarlas a largo plazo y considerando al
mismo tiempo los usos del suelo y la movilidad, y teniendo en cuenta que
en este país la propiedad del suelo urbano es privada y que hay
que aplicar a fondo el impuesto a la plusvalía. O debida a
esos gobernantes que “pagan” apoyos electorales o posteriores a base
de otorgar contratos a dedo, los que son mal concebidos, diseñados
y construidos, si es que se llega a ello, o que ya cobrada
su “valorización “se quedan sin concluir.
El vandalismo no es solo el
terrorista que escandaliza sino el cotidiano de muchos habitantes de las
ciudades que dañan a su paso el mobiliario urbano, las señales de
tránsito, hacen pintadas, que muchos ignorantes llaman arte urbano, y tiran su
basura al suelo sin que a nadie le importe mucho. Pero igualmente está el
de las empresas grandes o pequeñas que alteran burdamente el paisaje
urbano con sus casas y edificios repetidos idénticos por todas partes, y
las vallas aéreas, o el paisaje rural con sus invasoras instalaciones industriales
y sus extensos monocultivos, o incluso el paisaje natural y su equilibrio
ecológico contribuyendo irresponsablemente al cambio climático.
La ignorancia aflora en muchas
informaciones, no pocas infiltradas por la corrupción, como en el análisis de supuestos expertos, muchos de
los cuales no consideran las desigualdades económicas, sociales y
culturales. Y sobre todo la ignorancia es rampante en las opiniones de los
ciudadanos comunes, que raramente son comunes ni ciudadanos, motivadas con
mucha frecuencia por la inseguridad, ya sea real o sólo supuesta, dejando
de lado las diferencias de todo orden entre lo que sucede en el país, las
ciudades o el campo, o entre creencias ciegas y conocimientos
verificables, exacerbado todo por las redes sociales que han
multiplicado peligrosamente el viejo cotorreo.
La desinformación es entonces
causada por la improvisación y la ignorancia, como está pasando desde el
pasado jueves 21 con las diversas “explicaciones” sobre los
diferentes sucesos, incluso contradictorias entre ellas y reflejo de
las desigualdades sociales que llevan a que se vean y valoren
de diferentes maneras y sin considerar que una cosa es lo que sucede
en el campo y otra lo que pasa en las ciudades, ya sean grandes, medianas,
pequeñas o solo pueblos. Y está el acelerado crecimiento de algunas que
lleva a que en muchos aspectos sean como pueblos grandes con los
inconvenientes que esto acarrea pero también con las posibilidades que
surgen de ello.
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