No solo es la relativa a un sitio geográfico y a un lugar
histórico, sino que también es sostenible al generar la energía que consume,
utilizar el agua de las lluvias, reutilizar las servidas, producir hortalizas y
reciclar las basuras. “Escuchando boleros [uno se da] cuenta que tienen mucho de […] belleza
objetiva [como esas] letras elementales que por la entonación y la música se
convierten en canciones fabulosas. Pocos buenos elementos bien compuestos e
interpretados. Todo un ejemplo para la arquitectura” como dice el profesor
Andrés Erazo Barco. Es lo que va de la vieja casa lugareña a la regionalista nueva
en Hispanoamérica: pocos buenos elementos bien compuestos e interpretados.
Para principiar, sus cubiertas
deben ser terminadas a base de paneles solares para generar energía eléctrica y
con calentadores solares de agua. Al norte de la línea ecuatorial se pueden
orientar desde el sureste hasta el suroeste, lo que igual es conveniente para
sus fachadas más largas pues se evita que el sol les dé de frente por las
mañanas y sobre todo por las tardes; y en latitudes menores, como la de Cali,
hay que inclinarlos alrededor de 15º, es decir algo menos que las techumbres
tradicionales ½ del valle del río Cauca, pues las coloniales lo fueron mucho
más, casi 1/1, pero los paneles deben estar mirando en la dirección indicada y
no en aguas opuestas, aunque estas si pueden estar acodadas.
El agua de las lluvias hay que
recogerla mediante canales que a su vez sean largos tanques altos para su
almacenamiento, y así poder destinarlas, una vez filtradas, para lavar los
inodoros y regar matas. Y en épocas de más lluvia las sobrantes se pueden
conservar en un estanque con matas y peces que lo mantengan limpio, e incluso
utilizar su agua, filtrada, para una piscina orgánica. Por su parte, las aguas
jabonosas de duchas y lavamanos se pueden reusar, unas vez pasadas por una
trampa de grasas, subiéndolas mediante una pequeña bomba a los depósitos altos
mencionados. Finalmente, las aguas contaminadas se deben pasar por un pozo
séptico cuyo campo de riego puede humedecer el jardín.
La ventilación cruzada, requerida
por el clima de la región, se logra enfrentando en diagonal ventanas y puertas
las que, salvo las de los dormitorios y baños, deben ser de celosías con anjeo
y persianas venecianas de madera para regular a voluntad el paso del aire y de
la luz natural. Mientras que los cerramientos, por su parte, deben ser
encalados blancos para reflejar la luz solar y facilitar su económico y
periódico mantenimiento, como se hacía antes para la semana santa. Y aquí
radica uno de los problemas formales a resolver: ¿cubiertas negras y paredes
blancas? usar mucha madera y pintar algunos muros con tierra, y sacarle partido
a los cielos inclinados en la misma dirección.
De nuevo oír a Vitruvius; que sea
la construcción la que lleve a la forma pero
satisfaciendo una función, que no sólo es habitar o residir habitualmente en un lugar, sino que además debe
ser perteneciente o relativa al mismo. ¿Pero cómo saber interpretar todos estos pocos
buenos elementos y proceder a componerlos bien? lo primero se puede enseñar
pero lo segundo hay que aprenderlo de un maestro. Lamentablemente ahora hay
muchos oportunistas de la llamada arquitectura verde y sólo pocos de la
sostenible, como Glenn Murcutt, o que supieron
reinterpretar la tradición como Fernando Távora o José Antonio
Coderch, como se
pueden ver en la Tertulia, y aquí Rogelio Salmona y unos
pocos más.
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