Por ahora el
partido va empatado en esta ciudad, Cali, en tanto espacio urbano
arquitectónico en el que se habita, es decir en donde se vive, estudia,
trabaja, comercia y se divierte. Son cinco temas en contra y cinco a favor. Es
preciso anular los primeros y evitar que aumenten, y al mismo tiempo proteger
los segundos y sumarles algunos más. Verlos por separado, con una visión
estrecha, solo conduce a más autogoles, como lo fueron algunos de los primeros,
o a meter unos goles que por más olímpicos que sean pronto serán anulados, y
aún más rápido si solo lo parezcan, como fatalmente lo suelen ser.
Por eso no basta con
atajar la corrupción de cuello blanco y es preciso que el próximo alcalde sea
alguien que sepa algo de casi todo, es decir que sea culto, o lo
suficientemente inteligente para saber que poco sabe y busque sus asesores en
las universidades y gremios locales, y que cuente con unos Concejales ídem, es
decir que también sean inteligentes. En otras palabras, el resultado final
depende es de electores inteligentes, claro, y afortunadamente su independencia
ya se comenzó a vislumbrar en la pasada consulta anticorrupción, que cada vez
son menos los idiotés, como llamaban
los griego a los que no votan.
En
contra son al menos los siguientes temas:
Ser la nueva capital del Valle a inicios del siglo XX y
paso a Buenaventura, disparando su crecimiento.
La eliminación del ferrocarril a mediados del siglo, y
con el sistema de ciudades del valle del río Cauca.
Los Panamericanos de 1971, cuando se comenzó a
destruir lo “viejo” más sin hacer lo de verdad nuevo.
El narcotráfico en las últimas décadas del siglo: su
violencia, corrupción, arribismo y mal gusto.
La extensión de la ciudad en las primeras del XXI en
sus afueras mientras se abandonaba su Centro.
A
favor aun juegan los temas más importantes:
Sus cerros, que pese a estar cada vez más calvos y
erosionados por canteras y minas son muy bellos.
Su cordillera, que sirve de fondo a un paisaje único
pero que pareciera que muchos no vieran.
Sus ríos, los que aun secos insisten en ser muy bellos
y sin duda firmes promesas recuperables.
Su clima, tan bueno que muchos no se dan cuenta de que
lo es y se quejan todo el tiempo.
Sus mujeres, cuyo carácter para lucir su atractivo es
tan inteligente como suele ser su comportamiento.
La
conclusión es que es preciso oficializar el área
metropolitana de hecho de Cali y conformarla mediante una cadena de distritos,
pero no solo en su área municipal sino también en parte de los municipios
vecinos. Localidades, como las llama la ley de Cali: Distrito Especial, cada
una de ellas especial por diversas razones llamadas a identificarlas y que así
puedan contribuir a la necesaria variedad de las ciudades sin perder la grata
homogeneidad de los pueblos. Lo contrario es la repetición
idéntica o el caos total que hoy se puede ver en esta ciudad que ya no lo es.
Qué
bueno sería poder volver caminar sin peligro por las calles centrales de estos
nuevos distritos respirando aire limpio y sin ruido como en un poblado y con un
eficiente sistema integrado de transporte público entre ellos y con el Centro
tradicional. Pero igualmente con los pueblos y ciudades intermedias más
próximas conformando una ciudad-región. Es lo que busca un grupo de
profesionales apoyado por la Sociedad de Mejoras Públicas, ya mencionado en
esta columna, cuyo objetivo pasó de “un nuevo corredor vial” a Un nuevo eje urbano y regional para Cali.
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