Desde su temprano proyecto para varias casas en hilera en Pereira, en
1959, Salmona se plantea hacer ciudad con sus edificios; la poética del
espacio, como gustaba decir. Pero es en los grandes proyectos para Bogotá, como
el no construido de Cavipetrol, y en los conjuntos mucho más grandes, como los
de Timiza, donde retoma la traza de la Fundación Cristiana, o el conjunto de
viviendas prefabricadas Rafael Núñez y el de Usatama, tampoco construidos, en
los que se podría ver en claro su idea de ciudad. A diferencia del urbanismo
moderno, allí no hay vías sino calles, y si estas no están físicamente
paramentadas lo están virtualmente, formando manzanas con interiores cerrados
espacialmente pero abiertos funcionalmente. En lugar de la reiteración insulsa
de los volúmenes de la vulgarización del urbanismo moderno, los suyos están
jerarquizados como lo han estado siempre en las mejores ciudades tradicionales.
Pero también hay que ver
su idea de ciudad en su diseño para el Parque de la Independencia con las muy
“barrocas” escaleras que lo juntan y a
la vez lo separan de las Torres del Parque, y en el Eje ambiental de la Avenida
Jiménez, en donde recupera el agua del río que bajaba por allí. Y está el hecho
significativo de haber llamado “plaza” al patio circular de su propuesta para
la Alcaldía de Bogotá, el que, independientemente de su forma, recuerda las
plazuelas que siempre hay enfrente, a veces en la manzana de enfrente y no en
la propia, en nuestras iglesias coloniales. Espacios públicos que no rodean los
edificios sino que estos contienen y abrazan. O la manzana de patios que
constituye la FES, hoy Centro Cultural de Cali, recuperando así el casi desaparecido
centro histórico de la ciudad. Y los mismos patios del Museo Quimbaya, en las
afueras de Armenia, que resuenan desde lo alto esa ciudad de tradición colonial
de manzanas ortogonales de grandes patios, solo que ahora organizados sobre las
diagonales. Y la Casa de los Huéspedes
Ilustres de Colombia es como un pequeño pueblo en la bahía de Cartagena.
También hay que
considerar como netamente urbanos los conjuntos residenciales a las afueras de
la ciudad, como el de Suba o el de Balcones del Nogal, en Bogotá, o Altos del
Río, en Cali, y otro en El Rodadero, cerca de Santa Marta, lamentablemente
ninguno construido. Todos son en diferente medida artefactos urbanos y no solo
edificios de vivienda surtos en medio de una zona verde. Los proyectos
de Salmona suelen conformar verdaderos conjuntos, como los alrededores de las
Torres del Parque en donde también están el edificio de la SCA, el Museo de
Arte Moderno de Bogotá, MamBo, y el edificio de apartamentos El Museo, como
también la escalinata de la Calle 26 y el rediseño del Parque de la
Independencia y del acceso a la Plaza de Toros de Santamaría que viene a ser
como el origen de todo; y también habría que considerar los proyectos no
construidos entre la SCA y el Museo Nacional. Lo mismo pasa con el Archivo
General de la Nación, que ocupa sendas manzanas de la Nueva Santa Fe, uno de
sus mejores ejemplos de la relación milenaria entre espacios abiertos y espacios
cerrados.
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