Ingenuamente se da por sentado que las entidades
públicas o privadas y los propietarios de locales comerciales no podrán hacer
uso del espacio público frente a sus establecimientos para el estacionamiento
exclusivo de sus vehículos o el de sus clientes, y supuestamente las
autoridades de tránsito deberían definir las zonas y horarios para el cargue o
descargue de mercancías. Así es en todas partes y como en muchas ciudades se
exige, en sus áreas más congestionadas o protegidas, como suelen ser las
centrales, que cuenten con estacionamientos propios de acuerdo con el área de
los locales y su uso autorizado. Y en Cali que tengan un estacionamiento
público cerca.
En atención a
lo anterior supuestamente aquí se deberían imponer foto multas móviles en barrios como
Granada, Tequendama y San Antonio, o así al menos se anunció hace unos meses,
para sancionar a los que estacionan en sitios prohibidos, con el
propósito de liberar los andenes para los peatones y así evitar accidentes, e impedir que se bloqueen garajes que presenten la debida
señalización. Supuestamente motos o patrullas del Tránsito con cámaras a bordo captarían
fotos y videos de los carros infractores, y el material se subiría al sistema y
posteriormente el infractor recibiría la sanción en su casa; igual que pasarse
en rojo un semáforo con cámara u olvidar el “pico y placa”
Sin embargo muchos residentes de San Antonio se quejan cada vez más de
la nula presencia de las autoridades ante el problema que causan los vehículos
de los clientes de restaurantes y bares hasta altas horas de la noche, y de que
no podrán ser atendidos oportunamente los casos de emergencias de enfermos
graves o incendios al estar obstruidas las estrechas vías del barrio. Además el
acceso a los garajes se ha vuelto un disgusto diario para muchos, llegándose a
optar por dejar los carros en la calle temprano para poder salir después, o
tener que hacerlo a la brava al no poder entrar a sus garajes, agravando así aún
más el problema de sus estrechas calles y con andenes mínimos.
No extraña, pues, que la gente que vive en San
Antonio buscando disfrutar del antiguo
silencio de sus calles y la privacidad de sus patios, comience a concluir que
se trata de otro caso de corrupción, como son cada vez más frecuentes en el
país. Esta vez para convertir las calles en parqueaderos privados de los
negocios que han llegado al barrio, especialmente en el caso de los restaurantes y bares, que cuenta con
estacionamientos para sus clientes, la mayoría de ellos de otras partes de la
ciudad y que llegan en carro, como si sucede en los centros comerciales, en los
que son obligatorios e insustituibles pues son pensados para ir a ellos en
carro.
Pero además en San Antonio muchos comercios y
restaurantes tampoco cuentan con los permisos requeridos previstos en el nuevo POT que supuestamente
mantiene su carácter de Área de Actividad Residencial Neta, y solo permite una
presencia limitada de comercio y servicios, siempre y cuando se localicen en
locales de pequeñas dimensiones, y cuenten con aislamientos acústicos, lo que
en el benigno clima de Cali implicaría el ruido de aparatos de aire
acondicionado, borrando con el codo lo escrito con la mano cuando la gente
empina el codo y sube el volumen de “su” música, transformándola en
incuestionable ruido ajeno para los vecinos.
Comentarios
Publicar un comentario