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Suposiciones. 04.04.2015


  Ingenuamente se da por sentado que las entidades públicas o privadas y los propietarios de locales comerciales no podrán hacer uso del espacio público frente a sus establecimientos para el estacionamiento exclusivo de sus vehículos o el de sus clientes, y supuestamente las autoridades de tránsito deberían definir las zonas y horarios para el cargue o descargue de mercancías. Así es en todas partes y como en muchas ciudades se exige, en sus áreas más congestionadas o protegidas, como suelen ser las centrales, que cuenten con estacionamientos propios de acuerdo con el área de los locales y su uso autorizado. Y en Cali que tengan un estacionamiento público cerca.

En atención a lo anterior supuestamente aquí se deberían imponer foto multas móviles en barrios como Granada, Tequendama y San Antonio, o así al menos se anunció hace unos meses, para sancionar a los que estacionan en sitios prohibidos, con el propósito de liberar los andenes para los peatones y así evitar accidentes, e impedir que se bloqueen garajes que presenten la debida señalización. Supuestamente motos o patrullas del Tránsito con cámaras a bordo captarían fotos y videos de los carros infractores, y el material se subiría al sistema y posteriormente el infractor recibiría la sanción en su casa; igual que pasarse en rojo un semáforo con cámara u olvidar el “pico y placa”

Sin embargo muchos residentes de San Antonio se quejan cada vez más de la nula presencia de las autoridades ante el problema que causan los vehículos de los clientes de restaurantes y bares hasta altas horas de la noche, y de que no podrán ser atendidos oportunamente los casos de emergencias de enfermos graves o incendios al estar obstruidas las estrechas vías del barrio. Además el acceso a los garajes se ha vuelto un disgusto diario para muchos, llegándose a optar por dejar los carros en la calle temprano para poder salir después, o tener que hacerlo a la brava al no poder entrar a sus garajes, agravando así aún más el problema de sus estrechas calles y con andenes mínimos.

No extraña, pues, que la gente que vive en San Antonio buscando disfrutar del  antiguo silencio de sus calles y la privacidad de sus patios, comience a concluir que se trata de otro caso de corrupción, como son cada vez más frecuentes en el país. Esta vez para convertir las calles en parqueaderos privados de los negocios que han llegado al barrio, especialmente en el caso de los  restaurantes y bares, que cuenta con estacionamientos para sus clientes, la mayoría de ellos de otras partes de la ciudad y que llegan en carro, como si sucede en los centros comerciales, en los que son obligatorios e insustituibles pues son pensados para ir a ellos en carro.

Pero además en San Antonio muchos comercios y restaurantes tampoco cuentan con los permisos requeridos previstos en el nuevo POT que supuestamente mantiene su carácter de Área de Actividad Residencial Neta, y solo permite una presencia limitada de comercio y servicios, siempre y cuando se localicen en locales de pequeñas dimensiones, y cuenten con aislamientos acústicos, lo que en el benigno clima de Cali implicaría el ruido de aparatos de aire acondicionado, borrando con el codo lo escrito con la mano cuando la gente empina el codo y sube el volumen de “su” música, transformándola en incuestionable ruido ajeno para los vecinos.

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