En el fondo, los verdaderos problemas que amenazan al mundo son
apenas dos: la sobrepoblación y la delincuencia potenciada. Las nuevas
epidemias,
causadas algunas por nuevos virus o bacterias, y generalizadas por la mayor
movilidad de las personas, por lo que pueden extenderse más rápidamente que
nunca, junto con la ineficiencia progresiva de los
antibióticos existentes, a fin de cuentas sólo serían una aterradora solución.
La preocupante realidad, que muchos prefieren no voltear a ver, es
que el exceso de población (ya somos más de 7. 267. 214. 889 y contando) y más del 50% de ellos en las ciudades y en Colombia cerca del
80%) y su rapidísimo crecimiento actual, están llevando al calentamiento
global, agotando los recursos naturales, entre ellos el agua dulce, dañando suelos,
bosques y selvas, contaminando el aire, y acabando con la biodiversidad y los
paisajes.
En el caso de Colombia, se pregunta Manuel Rodríguez Becerra sí
será este un país ambientalmente insostenible, cuyo crecimiento económico
posiblemente no sea viable pues la riqueza total se está agotando (El Tiempo,
11/01/2015, p. 8) y señala como este asunto poco le importa a la dirigencia
nacional, siendo un problema tan grave y complejo y que va más allá de lo
ambiental. Como lo será la inminente carencia de agua potable en Cali pues ni
siquiera se controla en serio su desperdicio.
Y la delincuencia cada vez con más armas y explosivos más
potentes, que llegarán a ser nucleares, como ya las tienen estados autoritarios
y fundamentalistas, va desde el terrorismo al vandalismo urbano, pasando por
secuestros, asesinatos, atracos, robos a todos los niveles, amen de conductores
borrachos o que se pasan los semáforos en rojo o trepan sus carros a los
andenes obligando a los peatones a bajar a las calzadas donde son atropellados,
siendo en Cali la principal causa de muerte junto con las motos.
Ciudad está que es en promedio
la primera en homicidios en el país, y de lejos respecto a Bogotá, Medellín y
Barranquilla que le siguen, y la cuarta en el mundo (Capitel, Enero 2015). Y para que no quede duda, aquí comenzó el año con 14 asesinatos
celebrando el fin de la Feria decembrina, en la que ya no nos contentamos con
matar animales en la plaza de toros y talar grandes árboles en las avenidas
para instalar graderías para cobrar por lo que antes era gratis: la alegría.
La solución sería lo que ya
están haciendo hace años los países nórdicos más desarrollados y con mejor
calidad de vida: contaminan menos, su población crece poco o nada, las ciudades
son pequeñas, el respeto por el espacio público es general, la delincuencia está
muy controlada, la justicia lo es, el rechazo al terrorismo es masivo, como se
acaba de ver en Francia, la diferencia entre ricos y pobres es menor, y tienen
la mejor educación y crianza para los niños, que son sólo los deseados.
Paradójicamente lo que nos impide seguir su ejemplo es nuestro
acelerado crecimiento poblacional y con él la delincuencia, y un país de
regiones, muy extenso y dividido por un geografía de altas montañas, lo que ha
dificultado la buena educación a todos los niveles y en todos los sentidos.
Porque considerando las guerras, la historia de ellos igualmente ha sido violenta,
pero puntual mientras que la nuestra no da respiro desde antes del
Descubrimiento del Nuevo Mundo.
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