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Los edificios. 18.10.2014


     Del latín aedificĭum, son toda construcción fija, realizada con componentes resistentes y duraderos, para albergar las distintas actividades del ser humano además de su habitación, cuya inventiva fue mejorando poco a poco las técnicas para su construcción y ornamentación, hasta hacer de su proyecto la madre de las bellas artes: la arquitectura.

    A más de tumbas, templos, fortificaciones, castillos, palacios, mansiones, villas, casas y apartamentos, a partir del siglo XX los edificios son también para muchos otros usos, al punto de que a inicios del XXI todo es objeto del trabajo de los arquitectos pero aún no hay arquitectura buena para todo por el afán del espectáculo y la moda, en vez de optimizar lo mejor de antes.

       Según su propiedad son edificios públicos los pertenecientes a una entidad oficial, local o estatal, aunque no todos son de uso igualmente público. Mientras que los edificios privados son aquellos en que el propietario es una persona natural o jurídica, pero la inevitable vista de sus fachadas y antejardines es de hecho pública, lo que ignoran muchos propietarios.

    Según su emplazamiento los edificios están entre medianeras cuando se hallan unidos a las construcciones existentes o futuras a lado y lado ya sea paramentados o retrocedidos; adosados cuando están pegados a una de ellas; aislados cuando lo están por uno o dos de ellos; y finalmente exentos sólo cuando están separados ampliamente por todos los lados.

     Según su uso son sobre todo para la vivienda, ya sean casas (del latín casa, choza) o edificios de apartamentos, como también para funciones religiosas, gubernamentales, militares, industriales, comerciales, culturales, educativas, recreativas, deportivas y demás usos dables, independientemente de cual sea su altura, con la cual se los suele confundir pues en general son más altos que las casas.

   Según su sistema constructivo, los edificios son de estructura de muros de carga, puntual (de hormigón, acero o madera) o combinada de muros y columnas, y sus correspondientes entresuelos (de hormigón, acero o madera o combinados), con cubiertas planas, abovedadas o inclinadas, las que junto con sus fachadas determina su aspecto.

   Según sus formas, en Iberoamérica son coloniales desde el siglo XVI al XVIII, de tradición colonial, neoclásicos y moderno historicistas (comúnmente llamados republicanos) durante los siglos XVIII y XIX, y ya en el siglo XX modernos y posmodernistas, y en el XXI es de esperar que finalmente sean posmodernos de verdad en todas partes, en especial en el trópico iberoamericano, es decir sostenibles y contextuales.

    Según su proyecto, los edificios son arquitectura vernácula, o sea sin un diseño explicito pero siguiendo un tipo; popular cuando son trazados por un constructor o diseñados por un diletante; y, finalmente, arquitectura profesional, aquellos proyectados explícitamente por un arquitecto o compuestos por un reconocido maestro.

    Pero todos ellos, públicos o privados, entre medianeras o exentos, de un uso u otro, viejos o nuevos, espontáneos, diseñados o proyectados, junto con unos pocos que son verdaderos monumentos (la gran mayoría de los edificios no lo son ni deben serlo) conforman espacios urbanos tanto privados como públicos, o sea calles, esquinas, barrios, sectores y en últimas las ciudades.

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