El Ministro de vivienda (que debería ser es un Ministro de las
ciudades pues en ellas la habitación es apenas una parte) afirmó recientemente
en El País (04/06/2015) que en lugar de comprar carro se debería comprar
vivienda. No se percató de la contradicción que hay en su propuesta pues la
vivienda nueva fatalmente lleva casi siempre a la necesidad de comprar carro o
moto ya que la mayoría de las veces está lejos de los sitios de trabajo o
estudio pues su propósito es “urbanizar” el campo.
En consecuencia es mejor alquilarla, considerando además que cada
vez hay más solteros independientes de ambos géneros, como la evolución de las
familias, actualmente muy pequeñas al principio y nuevamente al final,
incluyendo las separaciones, cada vez más frecuentes. Y que las clases
trabajadoras, medias y bajas, podrían habitar más cerca al trabajo y caminar
hasta el mismo o ir en bicicleta. De ahí lo contradictorio de “regalar”
viviendas en la periferia de las ciudades, o muy lejos de las zonas
industriales.
Por todo lo anterior y como advierte Carlos González (DINERO.COM, 21/ 01/ 2013) la red de ciclovías no debe
ser un simple anexo en el capítulo de infraestructura del transporte –como
contradictoriamente lo propone el gobierno- sino un elemento fundamental de la
movilidad de los ciudadanos, en varios aspectos económicos y ambientales
preferible a las motocicletas. En últimas se trata de evitar llegar al extremo,
como en Cali, de que carros y peatones se oponen y la “solución”
sea entonces más motos.
Por eso son tan importantes
son los andenes por donde todos caminan en algún momento todos los días. Su
total precariedad aquí hace que con frecuencia lo que se proponga para mejorar
la movilidad de los caleños sea contradictorio en sí mismo. Como esos pasos
elevados que agilizan por unas cuadras la circulación de los carros pero impiden
la de los peatones. O como el MIO por la Quinta, toda una barrera urbana.
En últimas, una ciudad sin
espacios adecuados para caminar es contradictoria per se; hasta en Venecia,
toda en el agua, se puede caminar a todas partes, y basta con cruzar el Gran
Canal para hacer lo propio al otro lado. Mas no lo ven esos que no se bajan de sus enormes carros desocupados, que caminan
sólo en el Spa de moda, y que creen
que los restaurante son buenos si tienen aire acondicionado y vinos caros que
contradictoriamente esos ¡caballeros” y “damas” no saben gustar.
En cualquier artefacto urbano, su arquitectura (alturas,
aislamientos y paramentos), los usos del suelo (vivienda, comercio y trabajo),
el equipamiento (educativo, recreativo y de gestión), las vías (andenes,
calzadas y separadores) y el transporte (colectivos (buses y trenes) taxis y
bicicletas) no deben tener “soluciones” contradictorios. Por lo tanto hay que
planearlos a largo plazo juntos y dentro de un solo marco legal. Ser un coherente y verdadero POT.
Más para lograrlo hay que entender primero que votar por los
candidatos menos malos no elimina los peores, pues tarde o temprano la
burocracia, el clientelismo y la corrupción los iguala a todos, ya que no saben
de ciudades. Casos siempre se han visto. En conclusión, para mejorar esta
ciudad hay que tener alcaldes y concejales, que sepan de ciudades y ciudadanos;
y si los candidatos no sirven, pues votar en blanco; ya aparecerá alguien que
las entienda.
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