Como dice Robert Musil: “A las ciudades se las conoce, como a las
personas, en el andar” (Un hombre sin
atributos, 1942, p.11). No es sino ver gentes cruzando las calles por la
mitad con un peculiar “corridito”, o por detrás de los carros, con actitud de
“listos” en un semáforo, o bajándose a la calzada antes de cruzar, para saber
que se trata de Cali. En Nueva York van de prisa mientras en Paris pasean y en
Berlín se detienen un paso antes del sardinel a esperar que cambie el semáforo.
En Cali no hay tiempo en los semáforos para los peatones y los
pasos peatonales no coinciden con las rampas en sus extremos, o terminan contra
un muro, y los pompeyanos son de adorno pues los hacen por fuera de la trayectoria
de los peatones. Los carriles no coinciden de cuadra en cuadra, o son muy
estrechos, y hay avenidas de dos calzadas en el mismo sentido, de tal manera
que por una de ellas se transita por la izquierda, con peligro para los
peatones. En fin, los límites de velocidad no se pueden cumplir.
Pero hay otros exabruptos en el tránsito local de carros y
personas poco mencionados. Como esas líneas de Pare antes de la esquina, desde
las que no hay visibilidad sobre la calle que se va a cruzar, y los carros tiene
que detenerse encima del paso peatonal, y que son muy peligrosas cuando además
coinciden con una vía con sentidos opuestos pues de repente hay que mirar para
todos los lados, mientras el de atrás pita insistentemente.
O esas calles estrechas con calzadas de apenas dos carriles
angostos en sentido contrario en las que se permite estacionar a ambos lados, o
que tienen un solo sentido pero que más adelante se encuentra con que la
circulación es en el otro. Y cuando se topan frente a frente dos carros es poco
lo que se puede hacer: uno de ellos deberá echar reversa, maniobra que poco les
gusta a los caleños en carro, tan orgullosos que son ellos de ir en carro.
Curiosamente cada uno trata de adelantársele al otro y finalmente
se disgusta con el otro pero ninguno de los dos con las Autoridades Municipales
culpables de generar ese tipo de situaciones. Y lamentablemente hay despistados
que piensan ingenuamente que solucionar este tipo de problemas, aun cuando no
se cuente con un Plan Vial Global, es ser “retrogrado” porque ahora las
ciudades deben ser para los peatones, y se deciden por exigir imposibles.
Pero precisamente por eso es que también hay que solucionar estos
asuntos locales, como igualmente la señalización y demarcación de las vías, ya
que precisamente afectan la circulación y tranquilidad de la gente que va en
carro o caminando: son las mismas personas. No entienden que si bien hay que
solucionar todo, se podría comenzar por lo más urgente y sencillo pero de tal
manera que sea fácilmente reversible si llega a ser necesario.
En el caso mencionado habría que dejar estas calles en un solo
sentido y con el estacionamiento a un solo lado, rotándolo por supuesto, y si
no es posible, prohibir el estacionamiento en ellas. Pero claro, como dicho
problema es ocasional, no se hace nada; que la gente siga alegando quien echa
reversa y peleando con los frescos que se estacionan enfrente de los garajes,
sin importar que estén con la debida señalización, la que, ya se sabe, los
conductores tienden a ignorar pues al menos la mitad es anti técnica o mal
ubicada.
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