Es
evidente que la manera como ahora se diseña ha sido decisiva en el fatal
surgimiento de la arquitectura espectáculo. Como dice Guillermo Jaim
Etcheverry,
educador y ensayista, el que las letras
estén unidas en la escritura cursiva permite que el pensamiento fluya con
armonía, traduciéndolo a palabras (La tragedia
educativa, 1999). Lo mismo se puede decir del
proyectar edificios o espacios urbanos.
Pero
otra cosa es dibujar lo ya proyectado a mano; es como pasar a un computador lo
ya escrito. Así
como se trata de unir palabras con sentido y no apenas silabas con sonido, y
menos aún simples letras, al proyectar se están uniendo patrones de diseño,
conscientes o inconscientes, ya sea siguiendo un canon, una tipología o una
analogía pero no “creando“ todo de nuevo, lo que en arquitectura es todo un
despropósito.
Umberto Eco (citado por Etcheverry), destaca
que la escritura cursiva exige componer la frase mentalmente antes de
escribirla, pero al contrario de lo que él afirma, el computador también lo
sugiere, y sin lugar a dudas así es al proyectar a partir de patrones de diseño
seleccionados previamente según las determinantes del proyecto en cuestión, que
surgen de sus circunstancias, requerimientos y propósitos.
Al
contrario de lo que pasa al escribir
en letra de imprenta, que como dice Etcheverry implica escindir lo que se
piensa en letras, en la proyectación se juntan, adaptándolos y mejorándolos si
es el caso, componentes, elementos y partes de edificios o espacios urbanos, ya
definidos anteriormente. Están presentes en la memoria del arquitecto,
permitiendo con el computador integrarlos con precisión al proyecto.
Además
cabe preguntar si las teclas de un piano escinden las notas de una música
determinada, y si es válido aquí también que las partituras deben ser escritas
a mano para que la música fluya con armonía. La realidad es que los diferentes
sonidos iniciados en las teclas del piano tienen diferentes volúmenes y se
traslapan unos con otros. Como las construcciones vernáculas de cualquier
pueblo.
Así
las cosas, al terminar de proyectar con el computador no se estarían favoreciendo ese pensamiento binario que le
preocupa a Etcheverry en el caso de la escritura. Y no se estaría buscando que
la proyectacion sea individual, y que nos diferencie a unos de otros, como
quiere él de la escritura, sino todo lo contrario: que sea rica sí, pero no
individualista ni diversa, que es lo que está acabando con la identidad y
belleza de las ciudades.
Proyectar a partir
de una ética profesional y no apenas de una estética personal, no es sólo
“responder a una voz interior” con el dibujo a mano, como los artistas, si no
que representa un “ejercicio irrenunciable” realizado ahora con la ayuda del
computador, como los técnicos, y no a base de modelos de madera como antes. Dos
practicas –arte y técnica- que deben convivir, precisamente porque la
arquitectura es su conjunción.
Los
computadores permiten ver y comprobar de inmediato lo que se está proyectando,
y archivarlo para su posterior y fácil uso. De allí la importancia de usar una
única retícula de diseño, de números enteros, lo que facilita el intercambio de
componentes, elementos y partes, sin constreñir las modificaciones deseadas o
necesarias, como agrandar o disminuir, pues siempre se podrá multiplicar o
dividir por dos.
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