Pío Baroja (1872-1956)
reconocido escritor de la llamada Generación del 98, señalaba hace un siglo que
los siete pecados capitales de los españoles, los que heredamos en sus colonias
de ultramar, comienzan con aquellos ciudadanos que no saben y terminan por los
que viven gracias a que los demás no saben, y que se autodenominan “políticos”.
Tal cual como todavía pasa en Colombia.
Ahora toca escoger a uno para
la Presidencia pero lo peor sería olvidar el derecho a hacerlo. Pese a que casi
el 80% de los habitantes del país viven en ciudades, la mayoría aun no son en
rigor ciudadanos conscientes e informados, y la mayoría no declara renta y
torpemente no les importa que los políticos se roben el dinero de los
contribuyentes. En consecuencia permiten que el 60% de los electores que se
abstienen, dejen que la mitad de los que votan, apenas un 20%, muchos de los cuales
han vendido su voto, decidan por ellos.
Por otra parte, muchos alegan
para disculparse, que no hay por quien votar, pero en lugar de abstenerse,
deberían preferir votar en blanco pues al menos es una expresión de
inconformidad con la corrupción e ineficiencia de los politiqueros de siempre,
y además entender la propuesta de Jaime Araújo, ex presidente de la Corte
Constitucional, de aprovechar la oportunidad para construir una mejor sociedad
(Semana.com, Bogotá, 22/02/2014).
El voto de opinión es el de gentes
más educadas, con más experiencia y más memoria, y que por eso entienden que
para la misma, y de cara al futuro, hay que considerar que es preciso juntar
socialismo y ecología, como propone Le Parti Gauche francés
. Son ahora inseparables y urge una alternativa a
unos modos de producción y consumo que esclavizan y que agotan nuestro
ecosistema. En consecuencia, una ecología forzosamente anticapitalista y un
socialismo necesariamente anti productivista.
Un nuevo proyecto de sociedad
que parta de las necesidades reales y los límites del planeta. Una revolución,
dice Le Parti de Gauche, pues se propone cambiar las formas de la propiedad, el
sistema institucional y la jerarquía de las normas jurídicas, sociales y
medioambientales que organizan la sociedad y la economía. Asuntos urgentes en
Colombia por supuesto, especialmente el de la justicia y en consecuencia la
seguridad y la reducción de la corrupción.
Pero por todo esto en esta
coyuntura es mejor votar por Santos y no apenas en blanco, y desde luego
abstenerse es una irresponsabilidad al dejar libre el paso a los parásitos de
la sociedad, cada vez más corruptos y violentos, que han vuelto la política un
mero negocio personal. Con Santos al menos se podrá continuar protestando contra
el mal gobierno de las ciudades y el país, y la destrucción de su medio
ambiente y paisajes, lo que en Cuba o Venezuela no se puede.
Se
trata de mejorar nuestra precaria democracia no de acabarla, y esto pasa por
educar a los que no saben para que los que creen que saben no les tapen más los
ojos y los oídos a la realidad nacional. Pero no en vano Pio Baroja también
hablaba de los que no quieren saber (y prefieren vender su voto); los que odian
el saber (como tantos violentos); los que sufren por no saber (como tantos
pobres); los que aparentan que saben (como tantos expertos); y los que triunfan
sin saber (vivos que son).
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