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Ni tanto… 03.11.2012


Por fin los sistemas de prevención contra incendios y de evacuación de edificios serán obligatorios en Colombia, que al parecer era el único país de América Latina que estaba rezagado en contar con una política pública al respecto. (K, Chamié, El Tiempo, 14/10/ 2012). Igualmente el oficio de bombero será acreditado como una carrera profesional, y se les ofrecerán más garantías a los dedicados a él. Pero por supuesto la nueva Ley debería ser consultada antes con todos los involucrados en el tema, como lo están los gremios de arquitectos, ingenieros y constructores, y con las principales escuelas de arquitectura e ingeniería del país, para evitar tanto excesos como omisiones, e incluso esas contradicciones tan comunes en este país. Ni tanto que queme al santo y ni tan poco que no lo alumbre. Por lo pronto, la Dirección Nacional de Bomberos está elaborando folletos que entregará masivamente con el fin de que los ciudadanos se vayan educando sobre el tema y poniéndolo en práctica. Y ojala sirvan para que también opinen oportunamente al respecto.
                                                                                                                                                                      La nueva Ley de Bomberos ordena instalar en los edificios de más de cuatro pisos detectores de humo (deberían ser cinco, que es hasta donde se permiten viviendas sin ascensor), una red hidráulica para gabinetes de incendio con extintores y hachas además de la manguera, en cada piso, e instalar detectores de humo en todos los espacios. Tener pasillos amplios, zonas de ventilación, y por supuesto escaleras de evacuación y señalización luminosa para indicar las rutas de evacuación. Las remodelaciones tendrán los mismos requerimientos. Para las casas y edificios de menos de cuatro pisos también se deberán instalar detectores de humo, y contar con extintores en cada piso. Los centros comerciales, fábricas, bodegas, teatros o cinemas superiores a 400 metros cuadrados, tendrán que tener salidas de emergencia, áreas de ventilación natural o artificial, puertas batientes, sistemas hidráulicos, detectores de humo, escaleras y gabinetes de incendio. Y deberían incluirse igualmente  zonas exteriores libres e inmediatas, como facilidad de  acceso de carros de bomberos y ambulancias, de lo cual nada se habla, como tampoco del uso de materiales más resistentes al fuego.
                                                                                                                                                                      Será obligatorio presentar en los proyectos para su aprobación en las Curadurías Urbanas, los sistemas de prevención de incendios, que deberán contar con la previa revisión técnica de los bomberos y su visto bueno. Si las construcciones son bienes de interés cultural, tendrán que hacerse estudios técnicos a la hora de implementar las adecuaciones para no dañar o deteriorar su arquitectura. Por eso los redactores de las normas deberían consultar con Los Consejos de Patrimonio Cultural y los restauradores, para no repetir el error de las normas de sismo resistencia hechas únicamente por ingenieros, las que conducen a exabruptos como el de la casa de la hacienda de Cañasgordas con la excesiva estructura metálica que le pusieron, como para un edificio alto, que altera negativamente sus evocadores recintos, los que ahora llenarán de gabinetes de incendio y letreros de evacuación. Lo que no dañaron en sus tres siglos de existencia temblores ni incendios lo logró en un par de años una mentalidad fundamentalista presa de lo formal, lo aparente y el papeleo.

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