La ola verde, cuya cresta no llegó a reventar
en las elecciones presidenciales pasadas, por culpa de los que hacían”surf” en
ella, entró en su respectivo valle pero aún no ha muerto en la playa. Se
encrestó de nuevo con el voto en blanco en las recientes elecciones para la
Gobernación del Departamento del Valle del Cauca, y seguramente crecerá para
las próximas elecciones de senadores y representantes.
El
exagerado número, ineficiencia, corrupción, y desvergonzados sueldos, pensiones
y demás prebendas de los “Honorables Congresistas”, finalmente rebosaron la
copa de los ciudadanos colombianos. No en vano ya cerca del 80% de los
habitantes del país moran en sus ciudades, y como se sabe desde la Edad Media,
el aire de la ciudad libera. Y el Internet libera aún más, permitiendo que la
ola verde de hace un par de años se pueda convertir en una ola blanca aún
mayor. Si esa mayoría de ciudadanos que
tradicionalmente se abstiene, vota en blanco o anula su voto, serian factibles
medidas similares a las que el propone el primer ministro de China para los países
en desarrollo.
El Ministro Wen Jibao (Joemir Beting, Rede
Bandeirantes de Brasil, www.analitica.com) plantea la pena de muerte
para crímenes atroces probados (¿mejor cadena perpetua?) y la
reducción de la edad laboral y penal a los 16 años, pero al mismo tiempo
propone invertir fuertemente en el cambio de la cultura del pueblo y en ciencia
y tecnología, como también quintuplicar la inversión en educación, la reducción drástica
de la carga tributaria, la reforma fiscal, la des burocratización, y la
recuperación de la inversión pública.
Pero
lo más importante de lo que argumenta es la reducción drástica del salario
y gastos de los políticos profesionales, y un severo castigo para los
que sean corruptos (¿mejor pena de
muerte?). Dos medidas ineludibles para poder poner en marcha las otras.
Por eso dentro de la ola blanca se cuentan muchos de los que están proponiendo
que en las próximas elecciones para el Congreso se vote en blanco por el Senado, y que se
repita todas las veces que sea preciso hasta que desaparezca, por sustracción
de materia ese costosísimo y lerdo sistema bicameral.
Nos
seguiremos equivocando si apenas pensamos en Presidentes, Gobernadores y
Alcaldes, porque los responsables del caos en que sigue hundido el país y de la
precariedad de nuestras ciudades son en mayor medida un Congreso y unas
Asambleas y Concejos Municipales que dan vergüenza, y unas Cortes que han perdido su rumbo. El
hecho es que en general el nivel académico de los políticos profesionales en
Colombia es muy bajo, su experiencia administrativa poca y su cultura general
muy limitada.
Pero
lo peor es que la politiquería es su modo de vida, y como les es difícil actuar
totalmente dentro de la ley, se mueven
entre coimas, componendas y prebendas. Según el DRAE, la política es la actividad
de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos. Pero también es la actividad del ciudadano -el responsable
final de todo lo que pasa en el país- cuando interviene en ellos con su opinión
y su voto, o de cualquier otro modo como votando en blanco, por ejemplo, pero
por supuesto no puede actuar solo: de ahí la necesidad de la ola blanca ante la
descomposición de los partidos tradicionales.
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