Como no hay una segunda oportunidad sobre la tierra, lo cuerdo sería que
deberíamos querer una buena ciudad aquí y ahora. Tenerla es prioritario para
tener una mejor calidad de vida, y por eso mucha gente se autoexilia buscándola
cuando no puede mejorar la propia o no sabe cómo hacerlo, pero que reflexionan
antes de determinar, y prudentemente emigran. Abandonan su residencia habitual
en busca de mejores medios de vida, que si no están locos son para mejorar su
vida y no para encontrar la muerte o una cárcel.
Probablemente
no hay una sola familia aquí que no tenga uno o varios miembros o conocidos
viviendo en otra parte, en Colombia o en el exterior. Pero si partir es morir
un poco, como dicen los franceses, quedarse no pude ser la locura de vivir
apenas, diciéndole al que lo quiera oír que se es feliz, el más feliz del
mundo, ignorando como locos que la felicidad es un estado del ánimo que se
complace en la posesión de un bien. Bien del que carecen, pero como se sabe (lo
dijo John Locke), los locos razonan correctamente pero a partir de premisas erróneas.
Y
autoexiliarse hacia adentro, refugiándose en los suburbios, precisamente en las
afueras de la ciudad, en el conjunto cerrado, estricto y rígido (aunque en la
locura que es esta ciudad aquí poco lo son), en los centros comerciales, que
apenas son comerciales y no centros, y en el club para el fin de semana,
sucedáneo de la hacienda, es una forma de autismo urbano: un repliegue
patológico de la vida en la ciudad sobre esos espacios que así los convierten
en seudo buenas ciudades; es decir falsas o engañosas, fingidas, simuladas, y
faltas de ley, realidad o veracidad.
Como
anillo al dedo caen en estos días los versos de don Miguel de Cervantes
Saavedra en El Quijote: La "LOCURA" se apodere de todos. La LOCURA
de la Paz, en lugar de la locura de la guerra. La LOCURA de
Perdonar, en lugar de la locura de culpar. La LOCURA de querer Ser Yo, en
lugar de la locura de querer que seas como yo. La LOCURA de Amar, en
lugar de la locura de poseer. La LOCURA de Ser Amado, en lugar de la
locura de ser poseído. La CORDURA de sabernos LOCOS, en lugar de La
LOCURA de creernos cuerdos.
Pero
lo mínimo que podemos hacer es no permitir la locura de dañar más a Cali, y no
tragarnos más las mentiras que insisten en decirnos los que se creen cuerdos.
Que expresan o manifiestan “argumentos” contrarios a lo que se sabe, se cree o
se piensa. Los que insisten en no ver lo que no les conviene ver o que si ven
pero que consideran que es mejor que sigamos ciegos; poseídos con vehemencia de
que Cali como Colombia es pasión, que es, como dice el DRAE, lo contrario
a la acción o peor, la acción de padecer.
Por
eso hasta nos preguntan por la ciudad que queremos sin antes decirnos en que
consiste y es posible aquí y ahora una buena ciudad. Qué tiene esta de bueno es
lo que paradójicamente poco se dice pues lo malo es que casi todo lo que se
hace lo disminuye. Para que hablar del clima si se tienen que talar los samanes
de la que fue la alameda de la 5ª. Para que mencionar el paisaje si lo vamos a
continuar tapando con insulsos edificios que se venden publicitando su vista al
valle. Afortunadamente nos queda la cordura de unos pocos lugares en que viven
en Cali sus auto exiliados.
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