Es donde más se conserva la
tradición urbano-arquitectónica colonial, pues en Cali dio paso no a lo moderno
sino a su imagen, y son únicas su capilla mudéjar y unas pocas casas, pues la
codicia llevó a demolerlas para construir edificios. No es que sea bonito, pero
su agradable ambiente se debe a una tipología que tiene siglos de ser el
escenario de la cultura. Y ahora que toca vivir en las ciudades, se vuelve
vital su ambiente.
Mas no se trata de volverlo "pintoresco", sino
mejorar sus calles, mantener sus alturas y tradiciones, volver a su blanco
tradicional, en lugar de buscar el contraste y la novedad. Ya se han mejorado más
viviendas con fachadas sencillas y blancas, y retomado los viejos paramentos,
alterados por retrocesos y antejardines, como lo permite desde hace unos años
la nueva reglamentación. Así, el barrio ha recuperado algo de la belleza que se
ve en las fotos de Alberto Lenis de principios del siglo XX, más al contrario
de las calles desocupadas que muestran, las de ahora son cada vez más animadas.
Pero hay los que no consideran a los demás ni respetan la
reglamentación. Hacen terceros pisos prohibidos poniendo en riesgo los vecinos
en caso de un temblor. Pintan sus casas con colores chillones. Ponen “su”
música a todo volumen. Remodelan “sus” andenes, los ocupan para vender mercancías
e incluso se han apropiado de algunos, obligando a caminar por las calzadas. O
no ven que si convierten sus casas en locales, cuando la moda pase, como suele
hacerlo, pronto quedarán abandonadas y amenazando ruina, y comenzará el
deterioro, como pasó en la Avenida Sexta, Granada y el Parque del Perro.
En este barrio
residencial (su vocación “turística” es más inventada que real) poner más
restaurantes, sería un fracaso pues no hay donde estacionar, como ya se
percataron los que trataron de huir de las interminables obras en Granada. Aparte
de tiendas, algunos restaurantes y pequeños hoteles, y una que otra oficina, lo que se necesita es una Autoridad que controlen
el ruido, los usos del suelo y las alturas.
El reparto de
mercancías debería ser con vehículos pequeños, hay que unificar las calles a un
carril que permita circular y parar brevemente y sin bloquear los garajes. Y
destinar el área sobrante a aumentar y regularizar sus estrechos andenes y,
donde sea posible, arborizarlos y hacer estacionamientos. Y enterrar las redes
de energía y teléfonos y poner la iluminación de las calles adosada a las
casas, como en la Calle de la Escopeta.
San
Antonio es patrimonio urbano arquitectónico de Cali, por lo que el Consejo
Departamental de Patrimonio Cultural debe protegerlo. Y precisa de una
corporación, como la Candelaria en Bogotá, que diseñe y gestione sus obras
públicas, coordine las iniciativas privadas y autorice y controle las
construcciones, cuyos proyectos se tendrían que exhibir públicamente para que
los vecinos puedan opinar sobre ellos.
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