Aunque el saber popular dice que es la
ciencia de explicar por qué no sucedió lo que dijeron que iba a suceder, la economía, dice el DRAE, estudia
los métodos más eficaces para satisfacer las necesidades humanas materiales,
mediante el empleo de bienes fabricados y recursos naturales, conocimiento que
permite una
administración eficaz y razonable de esos bienes, recursos
y actividades que integran la riqueza de una colectividad o de una familia o un
individuo. O de una ciudad o un país.
Y
Wikipedia insiste en que estudia cómo se organiza una sociedad
para producir sus medios de existencia que, distribuidos entre sus miembros y
consumidos por ellos, permitan que la sociedad pueda producirlos de nuevo y así
sucesivamente, proveyendo de una forma constantemente renovada, la base
material para el conjunto de la reproducción de la sociedad en el tiempo; por
lo que, precisamente, es que esa base material debe ser constantemente renovada.
Una
buena economía, entonces, debe ahorrar de trabajo, tiempo y servicios o bienes y
reservarlos pues muchos no son renovables, y reducir los gastos sobre todo de
energía y agua dulce, lo que la hermana de cierta manera con la ecología, la
que por su
parte, dice el DRAE, estudia las relaciones de los seres vivos
entre sí y con su entorno; su
ambiente, distribución y abundancia, precisa Wikipedia, entre ellos la de los grupos humanos y su
ambiente, tanto social como físico; es decir, en el caso de más de la mitad de
los siete mil millones de habitantes actuales del planeta Tierra, sobre todo
las ciudades en las que ineludiblemente están.
Cuando
los economistas dicen que todo va mejor porque la economía crece, olvidan de
que los recursos no renovables y la biodiversidad, selvas, nevados, páramos y
ríos decrecen, y el clima empeora debido a los gases de efecto invernadero que
produce la generación de energía con combustibles fósiles como el carbón y el
petróleo, que consumen principalmente los (malos) edificios, más que los
(malos) carros y la (mala) industria. Cuando la economía crece unos pocos
llenan sus bolsillos pero la mayoría los desocupa, el medio ambiente desmejora,
y las condiciones y
circunstancias físicas, sociales, económicas…y ecológicas, decaen.
La
defensa y protección de la naturaleza y del medio ambiente es, pues,
prioritaria, y cada vez hay más gentes que están preocupadas por la ecología
pero no tanto por la evidente sobrepoblación humana del planeta; y más les vale
que se enteren pues serán las víctimas de un crecimiento económico basado en
que más gente consuma más cosas, auspiciado por los que creen que a ellos no
les tocará lo que se nos viene encima, y que será peor en los trópicos (Camilo
Mora, El Tiempo 18/01/2014) ¿Sus hijos y nietos
se irán a Marte?
Es
urgente entender el planeta como un solo ecosistema de
seres vivos cuyos procesos vitales se relacionan entre sí y se desarrollan en
función de los factores físicos del mismo. Y para lograrlo, la economía tiene
que sumarle a la ecología y no restarle.
Por ejemplo, ciudades más compactas y con menos carros, como Hamburgo que los
eliminará en 15 años (El País, 18/01/2014) y más andenes,
no vías y puentes para los negociados de los “nules” que acechan; y
edificios regenerativos que produzcan excedentes de energía y
agua, y comida en vergeles en lugar de zonas verdes.
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