El agua que hay hoy en la Tierra es la misma que ha existido desde
hace billones de años y que cubre la mayor parte del planeta, pero menos del 0.007% es apta para el consumo humano. Y,
como nos recuerda Guillermo E. Ulloa Tenorio, se puede permanecer casi un mes sin comida pero no una semana sin
agua. A mediados de este siglo habrá 3.000 millones de personas más, la
mayoría en países que ya experimentan carencias de agua. Millones de refugiados ya fueron reubicados a causa de la
contaminación de los ríos, más que los forzados a dejar las zonas de guerra.
En
varios países el agua se ha agotado, lo que ocasiona escasez de comida y alza
de precios. Para 2025 se estima que el 80% de la población mundial presionará
fuertemente sobre los recursos hídricos y en muchas partes se estará cerca de
la catástrofe (UNESCO: Keys to the 21st
Century, 2001). Y el problema del agua puede generar guerras por ella.
Además, como dice Ulloa Tenorio, el negocio más rentable del siglo
XXI será el agua potable, pues mientras millones viven
con menos de 11 litros por día,
aspiran a los 605 litros que utiliza el norteamericano promedio.
Indiferentes, hay que agregar, a que,
como en el caso de Cali, una buena parte del agua potable se use para lavar sanitarios,
carros, pisos, andenes y calles, y regar
jardines.
Cali tenía
unos 300.000 habitantes cuando se crearon sus Empresas Municipales, hace poco más
de medio siglo, las que, como recuerda Ulloa, eran empresas estatales cuya
finalidad era el desarrollo de la infraestructura de servicios básicos
domiciliaros. Igualmente se planteó la necesidad de construir nuevas plantas
para potabilizar agua, complementarias al acueducto de San Antonio, terminado
en 1930. Por el acelerado crecimiento poblacional de la ciudad se descartaron más
acueductos convencionales por gravedad y su abastecimiento se concentró en la planta del Río Cauca, construida en 1958,
dado su gran caudal.
Pero
el crecimiento de la ciudad se mantuvo durante las décadas siguientes, y exigió
la construcción de la moderna planta de Puerto Mallarino, igualmente abastecida
por el Río Cauca. Finalizando el siglo XX entró en operación el acueducto de la
Reforma, que por gravedad, alcanzaba a llevar el agua potabilizada del Río
Meléndez a los barrios de ladera del sur de Cali. Ahora, con una población de cerca
de 3 millones, Cali cuenta con el abastecimiento de sus cuatro acueductos
principales, pero debe prever que hacer cuando en los próximos cincuenta años, su
población pueda llegar a los 9 millones de habitantes.
Las
diversos propuestas sobre futuras fuentes de agua, sean de la Cordillera
Central, de afluentes del Pacifico o de la represa de Salvajina, de bocatomas
alternativas a las existentes, o construir embalses en los siete ríos de la
ciudad, que de contera evitarían las inundaciones, y plantas de tratamiento de
aguas residuales, o todas las anteriores, solo han generado murmullos y ninguna
decisión. Debe crearse, propone Ulloa Tenorio, un ente autónomo e independiente
para desarrollar y administrar el más importante y prioritario proyecto
regional de la historia reciente de la ciudad, contando con el apoyo de las
autoridades y entes nacionales, departamentales y municipales, sean públicas o
privadas, académicas o gremiales.
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