El candidato ideal a la presidencia de Colombia, y punto de partida
de una nueva tradición democrática en el país, debería
tener experiencias, cultura, conocimientos, juventud y muchas
preocupaciones sobre el acontecer humano, actual y futuro, no apenas en el
país sino igualmente en el mundo. Es decir, que para votar
inteligentemente es imperativo primero identificar, entre los que tengan
reales posibilidades, el que tenga más de lo mejor de los otros; y lo
mismo aplica a los candidatos al congreso y a las gobernaciones,
asambleas, alcaldías y concejos municipales.
Experiencia es la práctica prolongada que proporciona conocimientos o habilidades para hacer algo, adquiridos por las circunstancias y situaciones vividas (DLE), en este caso (conocimientos y habilidades) relativos a la administración pública del Estado en todos sus niveles. Como lo es la experiencia positiva e indiscutible, aunque desde luego no exenta de inevitables errores, de Sergio Fajardo en la Alcaldía de Medellín y luego en la Gobernación de Antioquia, o Rodolfo Hernández en la Alcaldía de Bucaramanga, o Jorge Enrique Robledo en el Congreso.
Cultura es ese conjunto de conocimientos que permite desarrollar juicios
críticos sobre complejos modos de vida, costumbres y grado de desarrollo
de un grupo social en una época dada, como igualmente los de la vida
tradicional de un pueblo (DLE). Como es el caso de Alejandro Gaviria,
personalmente al ser autor de varios interesantes libros y un convincente
Ideario de 60 puntos, y en tanto destacado profesor y rector
universitario, pero igualmente como funcionario público al haber ocupado
hace pocos años el Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia.
Conocimiento es el saber, y la sabiduría, (DLE) en este caso
relativos a las ciudades en las que ya habita cerca de las tres cuartas
partes de los colombianos, y por supuesto igualmente el de sus
respectivas regiones, tan dejadas de lado en las últimas décadas, como
también el del país como un todo y el de sus vecinos con los que
comparte geografía e historia. Como es el caso de Enrique Peñalosa, que en
el título de su reciente libro, Ciudad Igualdad Felicidad,
acierta en los tres temas que deberían ser de la mayor y actual
preocupación de ciudadanos y políticos en el país.
Juventud alude a esos primeros tiempos de algo,
además de la energía, vigor y frescura que conllevan (DLE). Como es el
caso de Juan Manuel Galán, sin duda una madura representación de la mayoría
joven de Colombia; justamente aquella con la capacidad de elegir a
los funcionarios, a todos los niveles, que van a decidir el futuro de
sus regiones y ciudades, en las que pasarán de apenas habitar a
ser ciudadanos que razonan en términos de experiencia, cultura
y conocimientos antes que votar por sus gobernantes siguiendo apenas
sus entendibles preocupaciones.
Preocupaciones son aquellas acciones a fin de preocupar a
otros, buscando prevenir algo anticipadamente (DLE), en este caso sus
muy graves circunstancias políticas, económicas y sociales o de
seguridad y propiedad. Como las que exponen tanto Gustavo Petro de un
lado, como María Fernanda Cabal del otro, las que es pertinente
confrontar inteligentemente para poder sacar conclusiones no extremistas;
y a las que por supuesto hay que agregar las de índole cultural y urbano,
dos aspectos absurdamente ignorados por casi todos los políticos en
este país.
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