El desprecio por el paisaje circundante de Cali, su variada arborización, sus siete ríos, sus tres cerros, su alta cordillera (y sus farallones) y su amplio valle, son doce vergüenzas pues son (eran) lo mejor de la ciudad. Las construcciones en el piedemonte de los que no les da vergüenza taparle a los demás la vista hacia los cerros y la cordillera atrás y el valle adelante, ni a los ingenuos que ya han comprado apartamentos allí. Y otra vergüenza es el edificio de la Universidad del Valle, por años sin utilizar, en donde se demolió sin necesidad la primera Biblioteca Departamental, cuyo edificio se hubiera podido incluir en el nuevo proyecto.
El amplio lote del SENA, al lado del centro de la ciudad, es una vergüenza que no sea mientras tanto una zona verde, cruzada por un simple sendero y con rejas para cerrarla en la noche. El lote del antiguo Club San Fernando, una vergüenza de las administraciones municipales anteriores, y ahora hay que ver que no se convierta en una promesa más. Las manzanas semi desocupadas en San Nicolás y el Barrio Obrero son varias vergüenzas. El “bunker” de la Fiscalía, sinvergüencería de un gobierno centralista, y el proyecto una vergüenza por su emplazamiento, el desalojo de pobladores y su nombre mismo de Ciudad Paraíso todo “calvario”, dejando un área grande en pleno centro sin utilizar.
El transporte público es una suma de vergüenzas, comenzando por la eliminación del ferrocarril que unía a la ciudad y a esta con sus vecinas, y después con las muchas equivocaciones del MIO. El par vial de la 25/26, que no se ha completado de sur a norte, que no ha visto en él un nuevo eje urbano y regional. Los andenes, la mayor vergüenza de una ciudad en la que muchos que no se dan cuenta de que sin buenos andenes no es tal ciudad por más carros, puentes, “autopistas” y “depresiones” que tenga. Las rampas a los estacionamientos y los vados a los garajes sin vergüenza ocupan parte de muchos andenes o todo su ancho, obligando a caminar por las calzadas.
La demolición del patrimonio construido, y no apenas el de interés cultural, es tan vergonzosa que la ciudad se está quedando sin sus hitos históricos, tanto edificaciones como espacios urbanos. Las paredes pintarrajeadas sin vergüenza alguna, que no arte urbano, Los colorinches con que los advenedizos a San Antonio pintan las fachadas, insensibles a lo que significa su tradición blanca y lo que este color significa a su vez de cara al clima, y al cambio climático. Y la falta de control de las construcciones y los espacios urbanos públicos y del comportamiento en ellos, como la violencia, la delincuencia, el atropello, el acoso y el ruido ajeno, es la vergüenza madre.
Comentarios
Publicar un comentario