Es preciso continuar insistiendo en que en
asuntos de movilidad Cali va para Bogotá pero sin Metro. La situación aquí con
sus vergonzosos andenes es cada vez peor; no hay continuidad en las vías ni en
sus carriles; los cruces viales son caóticos y los puentes peatonales son un
insulto al peatón; la señalización y demarcación deja mucho que desear; el
comportamiento de la gente en las vías es acosador; no hay un plan vial,
y lo del tren de cercanías nada que arranca.
Los
andenes, pese a que cada vez hay más peatones, no solamente siguen estrechos,
llenos de tropezaderos y discontinuos, sino que cada vez hay más carros
estacionados en ello y vendedores callejeros informales, en el centro están
invadidos por ellos, y los que se “arreglan” quedan peores o pronto son
alterados por sus “dueños”. Hasta que no sean de responsabilidad
exclusiva del Municipio, como lo son las calzadas, difícilmente se va poder dotar a la ciudad de andenes decentes
Las vías no sólo no tienen continuidad en
su recorrido a lo largo y ancho de la ciudad, norte-sur ni este-oeste, sino que
sus carriles tampoco la tienen pues cambian de eje de cuadra en cuadra y no
empatan, y además son arbitrariamente de diferentes anchos, además están
invadidos por ciclo vías improvisadas y muchos no están bien demarcados. En
pocas palabras poco sirven para mejorar la movilidad, lo que es justamente su
único propósito: organizar el tránsito.
Los
cruces, muchos de ellos oblicuos, lo que los vuelve peligrosos, cuando tienen
semáforos estos no están coordinados; hay todavía muchos cruces a la izquierda,
pese a que los que ya se han eliminado demostraron que son mejores los retornos
posteriores al cruce mismo. Y ahora son muchos los carros que se estacionan en
las esquinas, incluso justo encima de los pasos pompeyanos, impidiendo ver los
carros que se aproximan y así poder girar con más facilidad y rapidez.
La señalización y la demarcación en las vías
son muchas veces incompletas, contradictorias e incluso antitécnicas; en una
palabra, son caóticas, lo que casi siempre lleva a que muchos no las acaten, si
es que las pueden visualizar en el suelo pues están confundidas por
demarcaciones que ya no están vigentes pero que no se han eliminado
completamente, o señales que están vandalizadas o tapadas por postes o árboles,
o, increíble pero cierto, por otras señales de tránsito o avisos particulares.
La gente
en Cali no sabe conducir buses, ni taxis, carros, motos ni bicicletas lo que la
lleva a acosar a los demás para no dejarse acosar por ellos, no hacen
entrecruces sino que se lanzan en diagonal, no respetan las distancias y pitan
insistentemente todo el tiempo, aunque afortunadamente cada vez hay más
respeto por los peatones, los que se ven obligados a utilizar las calzadas ante
lo incómodo y hasta peligroso que es en muchas partes tratar de caminar sólo
por los “andenes”.
El plan
vial nunca será acertado mientras no sean paralelo al de usos del suelo,
alturas y densidades, aunque desde luego se pueden avanzar muchas mejoras en la
vialidad actual, referidas a los temas anteriores. Y en una ciudad lineal como
Cali no debería costar trabajo entender las bondades de un nuevo eje urbano y
regional ya propuesto por un grupo de profesionales adscrito a la SMP de Cali,
por cuyo centro discurriría el tren de cercanías, una autopista urbana y el par
vial de la 25/26.
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