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La construcción. 04.02.2017


        En ¿Qué es la arquitectura? y 100 preguntas más, 2016, los arquitectos Rasmus Waern y Gert Wingärdh (Un libro, El País, 24/11/2016) plantean varios asuntos interesantes con respecto al tema de la construcción, que deberían ser del interés no sólo de los constructores si no especialmente de los arquitectos considerando que ya no son más los constructores de sus proyectos.

     Tema que siempre se presenta después de plantear los asuntos del emplazamiento (Caliescribe.com 00/01/2017) y el uso (Caliescribe.com 00/01/2017) y que son sus principales determinantes, llevando a que “todo tiene tendencia a caer” (p. 56) por lo que “construir siempre resulta caro” (p. 24) por lo que hay que “conseguir lo máximo de lo necesario” (p. 57).

Para principiar, Waern y Wingärdh dejan en claro como “muchas cosas se pueden hacer mejor y de un modo más barato a través de la producción en serie…” (p.18) pero advierten que “construir aún es un trabajo artesano”  [y] “siempre tenemos la posibilidad de escoger una técnica diferente si es necesario” (p. 9). Solo si es lo necesario es preciso enfatizar evitando hacerlo por pura novedad.

Señalan como “los materiales que proceden directamente de la naturaleza (madera, piedra, barro, agua, hielo) poseen un estatus diferente del de aquellos que han pasado por procesos más o menos complicados de transformación (hormigón, acero, aluminio, vidrio, papel, plástico)” (p. 15). Y es preciso anotar que los primeros fueron los materiales básicos durante milenios y que los segundos son muy recientes.

Y como “a menudo es la humedad, el archienemigo de las técnicas constructivas, la causante de los problemas en los edificios, pero, al mismo tiempo, la proximidad de la decadencia otorga al mundo edificado una dimensión humana” (p. 2). Asunto que poco comparten los clientes.

          Al respecto recuerdan que “la piedra es más un símbolo que un material de construcción [pues es el] legado que hemos recibido  de la tradición arquitectónica está constituido por construcciones de piedra” (p. 48) “ningún material de construcción disfruta del estatus del mármol [mas] que la piedra en sí misma, rezuma lujo y nobleza” (p. 64). A lo que no sobra agregar el hecho de su excelente envejecimiento.

Y muestran que “existen  dos maneras de equipar a las construcciones para los cambios venideros, […], proporcionar unas dimensiones que sean  suficientemente generosas, así como construcciones en planta que sean suficientemente generosas [y] sistemas constructivos flexibles” (p. 14).  Y el hecho es que la sostenibilidad de los edificios comienza por ellos, justamente.

Terminando por recordar que “es en los detalles donde podemos sentir una edificación con nuestra piel, [como que] los arquitectos deben perfeccionar su diseño de los detalles” (p. 67), asunto que pasan por alto tantos arquitectos. “Pero no existe motivo para inventar algo si no va a constituir una mejora” (14) y hay que repetir que “las buenas soluciones deben repetirse” (p. 54).

Finalmente afirman cómo “la habilidad de construir edificios inteligentes, sensibles, que perduran justo porque son capaces de adaptarse constituye el avance arquitectónico más importante de nuestra era” (p. 34). Sin embargo hay que advertir que no todos los edificios que muchos llaman sin pensarlo “inteligentes” lo son en la realidad; incluso los hay con preocupante frecuencia bastante “brutos”.

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