Del terremoto, similar a
los devastadores de Popayán o Armenia, que eventualmente afectará a la ciudad
ni siquiera se habla. De lo contrario, los dirigentes de la región, tanto del
sector público como del privado, ya habrían logrado un plan a largo plazo para
recuperar el sistema de ciudades del valle del río Cauca, subdividido en tres
zonas de Santander de Quilichao a Cartago, con la capital del Departamento en
Buga, en la zona central. Y sería una realidad el área metropolitana de Cali,
en la zona sur, incluyendo las áreas adyacentes de Yumbo, Palmira, Candelaria, Santander
de Quilichao y Jamundí.
Y
desde luego la situación es más grave si al tiempo de un terremoto se rompe el jarillón.
Aunque lo más probable es que primero se romperá por falta de mantenimiento y,
sobre todo, por su invasión y construcción ilegal. Sin embargo,
y por lo contrario, se sigue consolidando toda el área de Aguablanca,
incluyendo colegios, mas espectáculo que colegios, en medio de vías de tránsito
pesado y caños de aguas contaminadas, en
lugar de desalojarla poco a poco principiando por sus partes más vulnerables,
que son las que se demorarían más tiempo en desaguar, pues el problema no es
apenas la inundación sino las aguas estancadas.
Ya
hay escasez de agua potable pero nada se ha hecho para construir pronto nuevos
acueductos. Varios para que sean menos vulnerables a los sismos y sirvan de
parques urbanos, como lo fue inicialmente el Acueducto de San Antonio, y
continúa siéndolo el parque que se consolidó al lado en sus áreas libres con el
mismo nombre. Son seis los ríos que atraviesan la ciudad hacia el Cauca, los
que se podrían aprovechar, como también varias escorrentías. Y tampoco se ha
hecho algo eficiente para racionalizar el consumo de agua potable, la que se
continua usando para lavar inodoros, lo que es sorprendente, o para lavar
carros y andenes. Y de qué hacer con las aguas contaminadas, tampoco nada.
Por
su parte, el colapso del transporte urbano público se presentará tarde o
temprano si no se lo convierte en un verdadero sistema integrado (peatones,
bicicletas, taxis, buses y trenes). Lo que implica utilizar el corredor férreo,
recto y muy ancho y propiedad del Estado, completando el par vial de las calles
25 y 26, por donde podrían circular buses bi articulados, dando tiempo para
construir sendas ciclovías, una verdadera autopista urbana, dos vías para el
tren tanto de cercanías como regional, y hasta un sistema elevado como propone
el arquitecto Juan Marchant. Todo en medio de la alameda de samanes más larga
del mundo, y con edificios altos a lado y lado.
Pero
es la fealdad la peor amenaza sobre esta ciudad que fue muy bonita hace medio
siglo. Los caleños no entienden que la única vida que tienen es aquí y ahora, y
que su calidad comienza por que la ciudad sea placentera y significativa, lo
que implica disfrutar de su paisaje natural. Rio de Janeiro de lado ¿qué otra
ciudad se abraza a un cerro como las Tres Cruces? Igualmente del paisaje urbano en el que vivimos. ¿Se puede
estar sano en medio de mugre, desorden y ruido? ¿Son educados los que tiran su
basura a la calle o suben los carros a los andenes, incluidos los del Club
Colombia, o que se apropian de ellos como el Intercontinental? ¿Es posible una
vivienda digna en una ciudad fea?
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