El arquitecto Kimmel Chamat, actualmente terminando un doctorado
en Estados Unidos, cuya tesis tiene que ver con el tema, advierte que el
proyecto de la CVC de 1950-60, para controlar inundaciones y adecuar tierras en
todo el valle geográfico del río Cauca, hay que replantearlo
urgentemente. Mientras que el director de la CVC dice que hay que terminarlo para controlar
inundaciones, pasando por alto, nos recuerda Chamat, que el modelo matemático que creó la
Universidad del Valle y la misma CVC (el levantamiento en 3d del todo el
río y sus humedales), indica que terminar ese proyecto elevaría los
niveles del río entre 1 metro y 1.50, pues está pensado con las
mismas ideas que se aplicaron en Aguablanca: canales de drenaje, moto-bombas y
diques, sin dejarle espacio al río y por eso los niveles del agua
suben.
Como
dice Chamat, es urgente recuperar los
humedales y toda la zona de inundación del río a lo largo
del valle, para controlar inundaciones y mejorar la calidad del agua. Y
recomienda que hay que retroceder los diques que actualmente están diseñados
en todo el borde del río Cauca, sin dejarle espacio.
Los ríos que bajan de las cordilleras están arrastrando todo el
tiempo sedimentos que se acumulan en la zona de inundación del Cauca,
y por eso hay tantos meandros que cambian en el tiempo. Si no se recupera esa
zona de meandros, advierte Chamat, mas sedimentos se acumularan en el lecho
del río y los niveles del agua subirán más. Además, esa zona es de
alta productividad natural por los minerales y nutrientes que bajan de las
cordilleras, que es precisamente lo que le da la gran fertilidad a las tierras del valle geográfico.
A
propósito, vale la pena recordar la propuesta hecha al respecto (Columna
¿Ciudad? El País, 15/12/2012), en
el sentido de hacer varios reservorios, de
diversos tamaños, en la parte baja de la cordillera, justo antes de entrar al
casco urbano de Cali, menos vulnerables en caso de un terremoto, para recoger
toda el agua limpia que baja a torrentes por todas las cañadas, quebradas y
ríos de la ciudad cuando llueve, y utilizarla mediante pequeños acueductos, tal
como lo hacen desde hace mucho tiempo los cañicultores de la región para regar
sus cultivos en las épocas de sequía. A su alrededor podría haber esos parques
que tanto echamos de menos, como los muy bellos que hay en Ciudad Jardín. E
igualmente habría que rescatar todos los humedales que subsisten en el casco
urbano de Cali y suburbios.
Pero,
por lo contrario e irresponsablemente, ni las Autoridades Municipales ni la CVC
han impedido en las últimas décadas la urbanización
de los bordes de esos ríos, cañadas y humedales, como lo son esas grandes
invasiones que crecen día a día sobre las pendientes riveras de los ríos
Aguacatal y Cali, y por lo tanto muy erosionables, los que se colmatan
modificando sus ecosistemas y comportamientos hídricos, y contaminando las
aguas que van a los acueductos de la ciudad. Y todo Aguablanca fue un gran despropósito,
pues es una zona de alto riesgo sísmico y de inundación, por la
ruptura del jarillón del Río Cauca. Ojala las Autoridades de ahora, que tanto
valoran los estudios en Estados Unidos, le hagan caso al arquitecto Chamat, ya
que poco le hacen a los que aquí se han ocupado del tema, como Procerros.
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