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La base económica. 24.09.2011

         En  el caso de Cali y demás ciudades del valle geográfico del Río Cauca, su base económica es de lejos la industria agropecuaria, la más desarrollada del país, y principalmente la de la caña de azúcar, sobre todo ahora con la producción de alcohol. De manera que se trata sin duda de un asunto prioritariamente departamental y no municipal. Pero por lo mismo habría que establecer áreas metropolitanas, entendidas como ciudad–región, alrededor no solo de Cali sino de Santander de Quilichao, Palmira, Buga y Cartago, considerando no apenas su área urbana sino la localización de los  13 diferentes ingenios que operan en la región, y por supuesto los centros industriales que ya existen en ella, por lo que hay que incluir partes de este muy definido territorio que pertenece (absurdamente) al Departamento del Cauca y al de Risaralda.

        Y, en ese mismo sentido, se trata apenas de medio departamento pues el litoral del Pacifico es del todo otra región que debería ser otro departamento, con capital en Buenaventura, cuyo puerto es el único vínculo económico entre las dos regiones, ineludible por lo demás. Además dicho litoral, con una de la mayores bio diversidades en el Mundo, presenta otras posibilidades económicas, como la pesca y el turismo “verde”, hoy descuidadas por la preeminencia de la actividad comercial del puerto, incluido lamentablemente el narcotráfico, pues al fin y al cabo es puerto más importante del país. Pero también en Buenaventura, la Bocana, Ladrilleros y Bahía Málaga está el “mar” de Cali como Santos lo es de Sao Paulo, La Guaira de Caracas o El Callao de Lima.

        Así, los principales municipios del valle del Río Cauca, con Cali a la cabeza, deberían ocuparse no sólo de mejorar su base económica sino también de la correcta localización de la industria en la región para que no perturbe la vida de los ciudadanos, como ocurre ahora con tanta frecuencia. Y desde luego habría que considerar la alteración del paisaje y el medio ambiente producida por el monocultivo de la caña de azúcar, tanto como la facilidad de acceso desde los centros urbanos, a los ingenios y  cultivos pues se trata es de mejorar la calidad de vida de la gente y no solo de generar empleo y del crecimiento económico por y para sí mismo, lo que nos ha llevado en el mundo a la situación actual de incertidumbre de la economía.

       Y para hacerlo es imprescindible terminar la malla vial del Departamento, y recuperar el tren de cercanías, ese que unía nuestro sistema de ciudades hasta mediados del siglo XX, y que irresponsablemente dejamos acabar ante la presión de los sindicatos y los camioneros y la miopía y oportunismo de nuestros políticos. De ahí la importancia de una verdadera autopista y una vía férrea doble, que la unan con Cali y Buga y con el interior del país a través de la cordillera central. Y de allí a los Llanos y Venezuela, si es que queremos pensar en grande como lo reclaman a cada rato, como también es necesaria la prolongación de la doble calzada que atraviesa el valle del río Cauca de Sur a Norte, convirtiéndola en una autopista y prolongándola a Manizales y la costa Caribe y Popayán y de ahí a Ecuador. Y por eso la capital del Valle debería ser nuevamente Buga, en todo el cruce de estos dos corredores viales.

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