En Cali se presentan temperaturas templadas y parejas a lo largo
del año, y se pasa por la “zona de confort” tres veces al día casi todos los
días. Fácilmente se podría contar con mucho mas iluminación natural, y tener de
nuevo una climatización pasiva y, en los
casos en que el aire acondicionado sea ineludible, reducirlo al máximo. Pero
hay que resolver problemas como los aguaceros venteados, el polvo y
especialmente el ruido, que vino con el rápido crecimiento de la ciudad en el
siglo XX.
Habría que cambiar costumbres y reinventar puertas y ventanas,
reinterpretando soluciones tradicionales o, combinadas con tecnología de punta,
desarrollar nuevas, lo que llevaría a una arquitectura propia y apropiada, y no
copiada de las revistas como hoy. Que además también sería contextual en la misma
medida en que la colonial o de tradición colonial, aun presentes en Cali,
igualmente lo son, vinculándola al patrimonio construido para beneficio de la
ciudad.
Esta arquitectura de nuevo eco sostenible implica partir del
clima, paisaje y tradiciones, como de las posibilidades y circunstancias reales,
considerando que Cali está en el trópico templado. Hay que estudiar el impacto
del clima en nuestra arquitectura colonial, tradicional y moderna. Conocer la
evolución de la casa vallecaucana desde la colonia hasta ahora, con su efectiva
climatización y bello manejo del agua de las lluvias, para volver a ocuparse de
un lugar con una geografía e historia específicas.
La arquitectura aquí debe cambiar con el paso del día, con sus
variaciones suaves y previsibles, pero también debe responder rápidamente a las
repentinas y fuertes. Hay que regular el paso del viento manual o automáticamente,
y tener diferentes lugares para estar, como azoteas y terrazas, que permitan encontrar
en ellos más confort, y corredores y balcones, que al tiempo protegen las
fachadas del sol y la lluvia. Y hacer huertas caseras y vergeles para captar
energía solar y reciclar la basura, y estanques y atarjeas para almacenar el
agua de la lluvia para regarlos.
Una arquitectura como la que se hizo hasta inicios del siglo XX.
Es la mejor como espacio urbano y solución sostenible en tierras templadas. El
trazado de la Merced y San Antonio, la frescura y funcionalidad de sus patios,
o la calidad ambiental de los claustros, que han servido a través de los años
apropiadamente para muchos usos diversos, son el mejor ejemplo de
sostenibilidad. Además,
lo sobresaliente de lo moderno también mantiene esas antiquísimas tradiciones
urbanas y arquitectónicas. Pero hay que estudiarlas, no tanto para ver cómo se
hacían como para entender lo que buscaban.
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