En lo urbano/arquitectónico son varias las tareas pendientes en Cali (en las que se ha insistido aquí y en El País) que se deben acometer simultáneamente, y desde luego surgirán otras complementarias, no auto excluyentes o contradictorias como sucede ahora por la irresponsable falta de una planeación urbana a largo plazo, que incluya al tiempo los usos del suelo, altura y ocupación en primer piso, y las vías y andenes para movilizarse con eficiencia, seguridad y, confort y disfrute.
Ante todo hay que hacer oficial el área metropolitana de Cali, separar la ciudad actual de Yumbo y Jamundí con cinturones verdes, y organizarla a lo largo del nuevo eje urbano y regional ya propuesto, auspiciando la conformación de ciudades dentro de la ciudad y fuera de la ciudad, como Yumbo y Jamundí, precisamente, conformadas por súper cuadras alrededor de centralidades peatonales con todo el equipamiento urbano, tanto público como privado, que sea requerido en cada caso.
Instalar en dicho eje urbano y regional el tren de cercanías o construir una autopista urbana para trolebuses, completar el par vial de las calles 25/26 y a los dos costados hacer amplias ciclovías y dos parques lineales conformando una larga alameda. Darle continuidad a las principales vías norte-sur y oeste-este, incluyendo la correcta demarcación y señalización de sus carriles, y dotarlas de ciclovías y amplios andenes arborizados, como igual lo deben ser los parques de barrio y hacer muchos más.
No permitir la invasión de edificios altos en las faldas de la cordillera, tapando vistas y brisas, y sólo de siete a nueve pisos en las manzanas adyacentes a lo largo del nuevo eje urbano y regional, en donde no molestan, que en el resto de la ciudad no sean de más de siete pisos, y solo hasta nueve en las centralidades peatonales, a excepción desde luego del centro histórico y San Antonio. Prohibir las demoliciones y auspiciar las remodelaciones agregando pisos, y expropiar los edificios abandonados.
Propiciar la instalación masiva de paneles fotovoltaicos en las cubiertas de los edificios e instalar una cadena de generadores eólicos a lo largo del nuevo eje urbano y regional, ya propuesta, y en otros lugares en donde no molesten. Replantear todos los horarios para poder recurrir a fondo a la luz diurna a lo largo de todo el año, propiciar la climatización pasiva para reemplazar el aire acondicionado, penalizar con tarifas más altas el sobreconsumo de energía eléctrica, y evitar su robo.
Resolver la amenaza de la creciente escasez de agua dulce mediante pequeñas represas, que a la vez sean parques, con pequeñas hidroeléctricas, en los ríos que bajan de la cordillera para almacenar el agua de las lluvias e impedir las inundaciones, y hacer un gran parque metropolitano con lago en la actual base aérea. Y evitar el desperdicio de agua potable reutilizando en los edificios las aguas servidas para regar vergeles y huertos caseros, lavar pisos e inodoros, que deben ser de doble descarga.
Finalmente, aplicar el impuesto de plusvalía a todas las nuevas construcciones para evitar que prime el interés privado puramente comercial del suelo urbano de unos en detrimento de la excelencia del espacio urbano público de todos, agravando así el mal comportamiento de la gente en él e incluso su inseguridad, y disminuyendo la calidad de vida en una ciudad privilegiada por un clima y paisajes naturales que, paradójicamente, poco se valoran y por lo tanto no se aprovechan a fondo.
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