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Vendedores. 11.11.2018


Al contrario de los que creen que hay que sacar a los vendedores callejeros de las calles del Centro a como dé lugar, hay que pensar primero que son el trabajo para muchos y que abastecen a otros tantos, y por lo tanto lo indicado es reubicarlos y legalizarlos. Y no apenas por las razones socio económicas mencionadas sino porque culturalmente recuerdan una vieja tradición de las ciudades coloniales hispanoamericanas: la plaza. Tradición aún presente en el pueblo pero que las élites que hace más de medio siglo abandonaron el centro histórico de la ciudad y se fueron a los nuevos barrios que surgieron han olvidado, o quieren olvidar, y hoy van a los “malls” no a la plaza.

“En su espacio vacío las miradas se cruzaban, encontraban y concen­traban. Sus usos múltiples y heterogéneos eran abigarrados en los días de fiesta y de mercado cuando se intercambian mercancías e informaciones al confluir todos los ciudadanos en una gran "visita colectiva" como filosóficamente la llama Edgar Vásquez (Historia del desarrollo urbano en Cali, 1980). Encuentro ciudadano que cuando las plazas se convirtieron en parques se desplazó a las calles aledañas, ocupando sus estrechos andenes y por eso mismo parte de las calzadas, que es lo que en realidad molesta al entorpecer la circulación de peatones y carros.

Molestias que junto con la basura, el robo de energía y el ruido se solucionaría poniendo orden a la ocupación del espacio urbano público. Pero primero hay que contar con este, lo que se podría lograr fácilmente si se regularizaran los carriles de las calles, agilizando la circulación, para reutilizar toda el área sobrante para ampliar y arborizar los andenes, los que en algunas partes serían suficiente anchos para permitir vendedores, y además en plazoletas en tantos lotes desocupados o utilizados como parqueaderos, como hace años lo propuso el arquitecto Oscar Mendoza y se ha repetido en esta columna.

Algunas de estas plazoletas podrían estar debajo de construcciones para locales comerciales y tener en sus sótanos parqueaderos públicos. Lo importante es que los vendedores queden a nivel del andén y no cometer el error de lo que se hiso en la Cr 10ª, y que los sitios estén claramente delimitados y alquilados con un arrendamiento asequible a los vendedores, y que haya baños públicos y servicio de energía y agua. Serían algo similar a las plazas de mercado que reemplazaron a inicios del siglo XX el mercado al aire libre en la plaza, pero más pequeñas, como la del Calvario en Cali victima también de las demoliciones “panamericanas” de mediados del siglo.

Es el sino de esta ciudad, que como cualquier adolescente que crece muy rápido pronto ya no le sirve la ropa pero además quiere que la nueva este a la moda y sea de marca sin importar si esta es falsa pero que se vea. Desde luego la diferencia entre cambiar de moda en la vestimenta según las estaciones, y cambiar la imagen de la ciudad sin importar que precisamente no las tiene, es económica y socialmente enorme y sus implicaciones culturales aún más si se considera que sencillamente no se las ve o, peor, no se las quiere ver y no se entiende que los que tienen que salir del Centro son los carros no los vendedores.

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