Cada día cada vez más personas por casi todo el mundo tienen que vivir en ciudades cada vez más pobladas y que han crecido mucho y muy rápidamente, como es el caso de Cali, pero cada vez hay menos urbanitas en estas: solo nuevos habitantes provenientes del campo o de pequeños poblados, que aún desconocen lo que deben ser las ciudades en el siglo XXI: su urbanismo, paisajismo, arquitectura, diseño y construcción. Y es muy preocupante que eso también suceda con sus políticos, gobernantes, dirigentes y empresarios; y que los profesionales de esos temas poco sepan de los otros. Se trata de un nuevo urbanismo empático, ecológico, evolutivo, ejecutable y educativo; que identifique a los ciudadanos con su ciudad; que proteja el medio ambiente; que desarrolle la ciudad; que se pueda llevar a cabo; que lleve a los habitantes a comportarse cívicamente, a ser urbanitas familiarizados con otras culturas y costumbres y abiertos a ellas, pero sin perder las propias y