Una buena administración municipal (Alcaldía y
Concejo) no solo debe ser honrada y ejecutiva. Para mejorar la calidad de vida
de los ciudadanos precisa de un plan , y este de un mínimo conocimiento de las
ciudades y por supuesto de la propia. Que propicie que los ciudadanos puedan
habitar, movilizarse, trabajar, comerciar, estudiar, recrearse y hacer deporte con
seguridad, eficiencia y placer. Que los servicios de agua, alcantarillado, basuras,
energía, telecomunicaciones y transporte público sean eficientes y económicos.
Que tanto la vida diaria, como la de los fines de semana sea tranquila,
confortable, alegre, bella y significativa. Y estimular eventos culturales
periódicos y una continua educación ciudadana.
Que procure
que las ciudades sean silenciosas y placenteras pero alegres, significativas y
estimulantes. Que se acomoden bien a cada clima para que sus edificios sean
sostenibles, ecoeficientes y poco contaminantes, igual que el transporte. Que
lo novedoso no lo sea a costa de lo tradicional sino que se le sume,
enriqueciendo su patrimonio construido, en el cual se ha invertido dinero,
trabajo, materiales y energía, dándole sentido a la memoria colectiva y
fortaleciendo la identidad, para lo cual es indispensable una educación humanística
permanente para todos, y no apenas la escolar, técnica y profesional.
Y además
de reducir en lo posible la delincuencia común, que es lo que actualmente más preocupa a los
colombianos, debe ocuparse también de los problemas de salud pública y control
ambiental, y prever la pronta atención de desastres ocasionados por eventuales
inundaciones, terremotos, huracanes o incendios. Y por supuesto debe promocionar
el crecimiento y desarrollo de la base económica de cada ciudad y que los
asuntos de gestión administrativa con el gobierno sean ágiles para que la
empresa privada pueda proporcionar más trabajo, en mejores condiciones y mejor
remunerado
También se requiere una autoridad única para organizar y
reglamentar el tráfico y el transporte público y privado. Igualmente una
verdadera secretaría de planeación que se pueda ocupar del diseño de calles,
avenidas, autopistas urbanas y, mediante concursos
públicos, de los equipamientos urbanos,
plazas, zonas verdes y parques. Finalmente una de
gobierno que garantice el control cotidiano de cada ciudad, mediante una
policía municipal y unas normas de comportamiento obligatorias para los ciudadanos, como de la protección del patrimonio construido y de
las reservas naturales vecinas.
Es decir, un programa integral que incluya propuestas para la
promoción del trabajo, educación, salud, vivienda, cultura y recreación, pues se
trata es de mejorar la vida de las personas. Por eso hay que escoger entre los
candidatos a alcaldías, concejos y congreso cuyas propuestas sean completas y
realistas. De ahí que sea clave su formación y experiencia, y quienes los
financian, representan y rodean. Que por su cultura comprendan que es tan
necesaria la policía como una orquesta sinfónica, o una vía como un parque, y
que el andén es tan importante como la calzada. Hay que lograr que los
electores no vendan su voto por un saco de cemento sino que lo den por una verdadera
ciudad, y para eso hay que educarlos primero.
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